Desde el GPP llevamos meses advirtiendo al Gobierno que el fin de los incentivos a la compra directa de automóviles y la subida del 16 al 18 % del IVA provocarían un hundimiento en las ventas.
Y así ha sido, las caídas de ventas de coches en estos últimos meses ha sido del 24,1% en julio, del 23,8% en agosto y del 26,9% en septiembre.
Y hoy mismo la patronal de los concesionarios, FACONAUTO, ha dado a conocer que la previsión de cierre de matriculaciones de turismos en el pasado mes de octubre, se sitúa en torno a las 61.000 unidades, un 38% menos que las 98.200 del mismo mes de 2009, lo que supone un registro similar al del mismo mes de 1993, considerado por el sector como el peor año de este mercado en su historia.
Pero esto no parece preocupar al Gobierno socialista, al que una vez más recuerdo que el Pleno del Congreso, aprobó, el pasado 27 de abril, dos Proposiciones no de Ley, una del PP y otra de CiU, que reclamaban la prórroga durante todo este año 2010 de las ayudas directas a la compra de vehículos del Plan 2000E, una vez que se agotasen los 100 millones presupuestados por el Gobierno, lo que ya ocurrió a finales de junio.
El Gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero, despreciando al Congreso, no ha cumplido lo acordado y se ha manifestado públicamente en contra de prorrogar las ayudas.
Una vez más recuerdo que en los países de nuestro entorno ayudas parecidas se han mantenido vigentes una media de 18 meses, mientras que en España sólo han durado 12 meses y, pese a que han supuesto importantes incrementos en las ventas, se retiraron unilateralmente.
Desde el GPP tenemos que subrayar los beneficiosos efectos que la prórroga habría tenido para el mantenimiento del empleo. El Ejecutivo de Zapatero debería pensar también en que el retorno fiscal que estas ayudas tienen para el Estado es enorme, ya que por cada unidad vendida se recaudan de media, vía impuestos y tasas, 3.200 euros. El mantenimiento de estos incentivos evitaría la destrucción de miles de puestos de trabajo en las plantas de fabricación, industrias auxiliares, distribución y post venta de coches – que podrían llegar a fin de año hasta los 10.000 - y el ahorro del pago de subsidios y prestaciones por desempleo.
Por el momento desde FACONAUTO se nos dice hoy que sus estimaciones son que los concesionarios oficiales de automoción han perdido 3.200 puestos de trabajo desde que finalizó el Plan 2000E.
Ante este desastre es imprescindible una respuesta del Gobierno.