Asisto ayer por la mañana en el Centro Penitenciario de Pereiro de
Aguiar, al acto de conmemoración de Nuestra señora de la Merced, Patrona de las Instituciónes penitenciarias.
Comenzaron los actos con la Santa Misa que presidió e oblispo diocesano, Don Leonardo Lemos Montanet.
Intervino en primer lugar el
director Luis González Crego que valoró la profesionalidad de todos los
que componen la plantilla de este Centro y que hacen que sus distintas áreas funcionen adecuadamente,
de modo que se cumpla su doble función de custodia y vigilancia de los internos
que alberga, y de reeducación y
reinserción social de los mismos con la mayor eficacia, respetando sus
garantías jurídicas y humanas.
Expresó la voluntad de que “la condena no sea para el que la sufre ,una
separación traumática de la sociedad, sino un nexo constante con ésta
utilizando la reeducación como instrumento de erradicación de comportamientos
aprendidos, procurando en la medida de
lo posible desarrollar en el reo una actitud de respeto a sí mismo y hacia los
demás, con la finalidad de hacer del interno una persona con la intención y
capacidad de vivir respetando la ley
penal como paso previo a su plena
integración en la sociedad”
Hizo un reconocimiento a la inestimable ayuda de un buen número de voluntarios, asociaciones, instituciones,
entidades, fundaciones, ONGs, que colaboran
estrechamente con el Centro.
Fue luego el turno del Subdelegado del Gobierno en Ourense, Roberto
Castro que como en él es habitual pronunció un brillante discurso, en el que la
inspiración vino en esta ocasión del “Espíritu
Olímpico” que trata de crear un estilo
de vida basado en la alegría del esfuerzo, en el valor educativo del buen
ejemplo y en el respeto universal de los principios éticos fundamentales.
Citó a Pierre de Frédy, más conocido como el barón
Pierre de Coubertin, pedagogo e
historiador francés, fundador de los Juegos Olímpicos modernos y creador del
COI. Y dijo como testimonio de convicción y
de fe para iniciar esta intervención; «lo
mejor que tienen los sueños es que
pueden hacerse realidad».
Habló
Castro de unir voluntades y
esfuerzos en aras a un proyecto colectivo común, que se engrandece a través de
las particularidades de cada territorio, para hacer más fuerte y valioso el
conjunto.
Valoró del Centro Penitenciario de Pereiro su
“ejemplo reconocido y paradigmático en el establecimiento de mecanismos que
propician la aparición de nuevas oportunidades, que cuajen en nuevas vidas enderezadas e integradas, tras las
políticas de rehabilitación”
Añadiendo que “es nuestra obligación seguir
contribuyendo a su mantenimiento y estar atentos a nuevos proyectos renovadores
que ahonden en esta finalidad, pues así lo reconoce la Constitución Española y
el Código Penal. Edificar todos los resortes de la superación en aras a la
igualdad, sé que no es una tarea fácil. Necesita de la complicidad de todos los
estamentos sociales; y esta connivencia se entiende desde la implicación y la
responsabilidad que cada uno de nosotros estemos dispuestos a asumir. Asumamos pues el reto competencial y de
fidelidad a los valores de bienestar de las personas que nos han hecho más
humanos y si cabe mejores; reto que debe albergar también sentimientos y
emociones. Y por supuesto agradecimiento; al personal del centro, a las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado, al estamento Judicial, a todas las
Administraciones, a las Asociaciones y ONG,s y a los medios de comunicación.”
A ellos me dirijo con respeto, lealtad e
incumbencia; me dirijo también con esperanza y optimismo, porque tengo por
cierta su implicación en la aceptación de los hechos, el conocimiento de las
dificultades y la pretensión de superar las barreras con las que la vida nos
tienta y a veces nos hace siervos y no pocas veces esclavos. No estoy dispuesto
a abdicar ante la desidia y el conformismo; creo en las personas, en todas las
personas y decididamente en un futuro mejor para todas ellas. Por eso creo en
la idea primera y la última finalidad del Espíritu Olímpico que exalta y une, en
un conjunto equilibrado, las cualidades del cuerpo, de la mente y de la
voluntad.”
Finalizó dando “animo a todos y a todas a
ese esfuerzo de superación, para alcanzar los objetivos deseados, que no son
otros que la reintegración en la vida social, base de la convivencia.
A continuación, como todos los años, tuvo lugar el tradicional
reconocimiento, mediante la concesión de una Mención especial a alguna entidad,
institución o persona por su trabajo, compromiso, dedicación y colaboración con
Pereiro.
Este año fueron para Don David Llorente Rey, Jefe Provincial de tráfico por su cercanía,
estrecha colaboración y apoyo al Centro Penitenciario, facilitando los trámites
necesarios para que los internos puedan
realizar los exámenes para la obtención del permiso de conducir estando en
prisión, y por su permanente colaboración con el servicio de gestión de
penas y medidas alternativas para dar
ejecución a las mismas.
Y para Don Manuel Pérez González,
Capellán de este Centro, por prestar
durante su dilatada trayectoria, acompañamiento espiritual y asistencial a
todos los internos que así lo precisan,
y por colaborar realizando visitas a internos hospitalizados y/o
facilitando acogida a los mismos durante
el disfrute de los permisos de salida
o de la libertad condicional.
Si desexa facer algún comentario poder enviar un correo a celso.delgado@congreso.es
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