Asisto hoy a la Junta
Directiva del Partido Popular en la que fue convocado el Congreso Extraordinario en el que se elegirá al
sucesor de Mariano Rajoy. Será los días 20 y 21 de julio.
El presidente Mariano Rajoy pronunció este discurso:
“Queridos compañeros, buenos días a todos.
Al igual que la semana pasada ante el Comité
Ejecutivo, quiero comen-zar esta intervención dando las gracias a todos los
presentes por la infi-nidad de muestras de cariño y de respeto que me habéis
trasladado es-tos días. Han sido abrumadoras y me acompañarán toda la vida.
Y haré todo lo posible para mantener y
cultivar siempre ese cariño que me habéis brindado tan generosamente, en
especial durante esta etapa tan dura.
Los acontecimientos que se han producido en
las últimas fechas son co-nocidos por todos, la decisión que planteé al Comité
Ejecutivo Nacional, las decisiones que me movieron a ello estoy seguro de que
están en la mente de todos vosotros. Y, por tanto, creo que no hace falta reiterar
nada, si acaso cuando me dirija por última vez a vosotros el próximo mes de
julio.
Ahora solo quiero recordar unas palabras que
pronuncié la semana pasada en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional. Creo
que es lo mejor para mí y para el Partido Popular, para el Partido Popular y
para mí, y también para España. Muchas gracias por entenderlo así, gracias.
Y dicho esto, todos sabemos para qué estamos
aquí: tenemos que tomar la decisión de convocar un Congreso Extraordinario que
elija al nuevo Presidente del Partido Popular. Estamos, por lo tanto, empezando
a es-cribir una nueva página en la historia de este gran partido. Y eso es algo
muy importante, tan importante como la labor que el Partido Popular ha hecho
por España en toda su historia.
Estamos arrancando un proceso de renovación y
de puesta a punto de nuestro partido. No se trata sólo de escoger a un nuevo
Presidente, que es el cometido formal que tenemos por delante. Se trata también
de plasmar, a través de esa elección, nuestro renovado compromiso de servicio
hacia los españoles. 3
Vamos a elegir a la
persona que nos va a representar a todos; la persona que estará en la
vanguardia de la defensa de nuestras ideas; en quien confiaremos tanto las
estrategias políticas como las decisiones cotidianas de la vida del Partido.
Vamos a elegir, en definitiva, a quien tendrá encomendada la misión de dar
continuidad a nuestra historia y hacerla aún más grande y exitosa.
Queridos amigos, vamos a escoger a un nuevo
presidente, pero sin olvidar que este partido político, un partido político
tan importante como es el Partido Popular, es la obra de miles de voluntades
trabajando por unos ideales compartidos y una vocación de servicio a su país.
El presidente es, sin duda, muy importante, decisivo; pero no es nada sin la
militancia que tiene detrás.
Sin el Partido Popular y cuando digo Partido
Popular, me refiero a todos sus militantes, yo no hubiera sido ni concejal de
Pontevedra, ni ministro, ni presidente del Gobierno. Sin los miles de personas
que defienden nuestras ideas y nuestras siglas en todos los rincones de España
ninguno de nosotros estaríamos aquí.
Un partido político, o al menos este partido
político, no se acaba en su líder. Este partido empieza y acaba en sus militantes,
a quienes todos nos debemos y a quienes debemos de tener muy presentes durante
el proceso que ahora se va a abrir.
Queridos amigos, esta es una, la primera de
las razones que me han lle-vado a plantearos la convocatoria del Congreso
Extraordinario de Partido Popular en los plazos más breves que los Estatutos
permiten.
Propondré que este Congreso se celebre los
días 20 y 21 del próximo mes de julio. Pienso que no debemos demorarnos en
ofrecer certidumbre y seguridad a nuestra gente. Es obligado limitar al máximo
el periodo de transición e interinidad. Nuestros compañeros tienen que contar
cuanto antes con ese nuevo equipo que nos dirija a todos; con ese Presidente al
que puedan apoyar con la misma generosidad y lealtad con la que me habéis apoyado
a mí.
Vamos a hacer las cosas bien, en tiempo y en
plazo; con orden, pero sin perder un segundo porque los españoles tampoco
pueden estar esperando por nosotros. 4
Cómo dije ante el
Comité Ejecutivo el martes pasado, somos el primer partido de España. Contamos
con el mayor grupo del Congreso y con la mayoría absoluta del Senado. Somos la
primera fuerza política a nivel nacional y en la mayoría de comunidades
autónomas y ayuntamientos. Somos el primer partido de España y debemos estar a
la altura de esa responsabilidad.
España no puede estar esperando que el PP
demore su renovación o se enrede en un proceso de ensimismamiento. No podemos
perder mucho tiempo en hablar de nosotros porque tenemos que dedicar todo
nuestro esfuerzo a hablar de España.
En septiembre tenemos que estar en perfecto
estado de revista para hacer lo que nos toca hacer ahora; lo primero, recordar
cada día a este gobierno que no está ahí por la voluntad de los españoles.
Hagan lo que hagan, digan lo que digan y lo pinten con los colores que lo
pinten, carecen del aval de los españoles. Y eso no se puede olvidar.
Queridos amigos, la dignidad de un político
nace de la confianza que los electores le conceden. En esa confianza se
fundamenta su autoridad y se legitima su poder.
Como todos sabemos, el señor Sánchez es el
primer presidente de la historia de la democracia que no cuenta con la
confianza de los españoles en las urnas y eso, sin duda, mina la credibilidad
de cualquier iniciativa política que pueda intentar plantear o de cualquier
equipo que pueda configurar.
Y a esa falta de credibilidad se le une la
desconfianza que generan sus socios parlamentarios y la exigua fragilidad del
grupo que le apoya.
Insisto, en septiembre, con la nueva
temporada política, el Partido Popu-lar tiene que estar perfectamente
organizado para esa etapa de oposi-ción, de control y de propuestas. Eso lo que
os toca ahora y lo vamos a hacer con el rigor, con la solvencia y con la
seriedad con que este partido se conduce siempre.
Rigor, solvencia y
seriedad. Esta es la marca del Partido Popular. Y a la vista de lo que viene,
estoy seguro de que esa marca va a lucir cada vez más.
Queridos amigos, existe otra razón que nos
aconseja ir cuanto antes a este Congreso. Todos llevamos el tiempo suficiente
en política para saber que el proceso de elección democrática de un nuevo
liderazgo en un partido es cualquier cosa menos fácil.
Es algo delicado, que puede generar tensiones
lógicas y por ello no con-viene dejar abierto ese proceso de forma prolongada
en el tiempo. Ante un Congreso de esta naturaleza se puede plantear -o no, no
lo sabemos- una competición natural y sana, pero no olvidemos que debemos
actuar con más responsabilidad que nunca. Y al final de este proceso este
partido tendrá que estar más unido que hoy.
Amigas y amigos de la Junta Directiva
Nacional. Yo confío en vosotros, os conozco a todos, sé de vuestra lealtad al
partido y sé que esa es la primera consideración que está en la mente de todos
y cada uno de vosotros.
Sean cuales sean las decisiones personales
que unos y otros adoptéis en los próximos días, estoy absolutamente convencido
de que solo estarán dictadas por vuestra vocación de servicio y por el bien de
nuestra formación política.
Eso es lo que espero de vosotros, un debate
de altura, un debate con grandeza, porque de él depende el futuro de este
partido y nuestra capacidad para afrontar los retos que tenemos por delante.
Evidentemente tendremos que hablar de
personas; es inevitable que hablemos de unos candidatos u otros, si es que hay
varios, que como os decía antes lo desconozco. Pero hagámoslo comparando
méritos y virtudes, y no señalando carencias y defectos.
Seamos constructivos, este es un proceso para
crecer, para sumar y para integrar. Gane quien gane, al día siguiente deberá
contar con sus rivales, - repito, si los hay- porque necesitará las manos, la
experiencia y la energía de todos para recuperar cuanto antes ayuntamientos,
comunidades autónomas y el Gobierno de la Nación. Gane quien gane, vamos a
ganar todos.
Y espero otra cosa
más de vosotros: espero que sigáis defendiendo la independencia de este partido
como lo habéis hecho hasta ahora. Nadie de fuera tiene derecho a dictarle al PP
lo que debe hacer, ni quién debe ser nuestro líder.
Sé que lo vais a hacer así, porque siempre me
lo habéis demostrado durante estos años; pero creo que también es bueno
decirlo en voz alta y con toda la serenidad del mundo ahora que se abre este
proceso. Este es un partido independiente y con personalidad y así debe
continuar.
Por lo que se refiere a mi persona, lo que
podéis esperar de mí es lo que ya os he anunciado: respeto absoluto a vuestro
proceso de decisión. No quiero ni debo designar un sucesor. No voy a ejercer
una decisión que os corresponde solo a vosotros. No voy a señalar a nadie con
el dedo, ni vetar a nadie. No voy a influir ni condicionar lo que tiene que ser
vuestra libre elección.
Y eso es así por varias razones que quiero
explicar en esta Junta Directiva. En primer lugar, porque creo firmemente que
no me asiste ningún derecho para pretender influir en el resultado de este
Congreso.
Durante estos años he tomado todas las
decisiones en este partido y vosotros las habéis apoyado. Y os lo agradezco
mucho. Pero mi última decisión fue la decisión de irme, por lo tanto no debo
tomar más decisiones sobre el futuro del PP.
Segunda razón: porque os conozco y sé que
este es un partido adulto capaz de actuar sin ningún tipo de tutela. El PP
tiene capacidad y experiencia suficiente para asumir ante la sociedad española
este proceso de forma transparente y absolutamente democrática. Sin miedos y
sin rece-los, con absoluta normalidad. Todos sois responsables y estoy seguro
de que vais a estar a la altura de la situación. No tengo la más mínima duda.
Otra razón más para no intervenir en la
elección: ninguna de las personas que pueda optar a la Presidencia del partido
necesita de mi apoyo. Quien tenga la vocación y la determinación de optar a ser
vuestro Presidente, será plenamente capaz de disputar en buena lid esta
campaña, sin buscar muletas fuera y sin más argumentos que sus méritos ante los
militantes del Partido Popular.
Además no tengo ni
sucesores ni delfines; no podría hacer distingos entre unos y otros porque
todos y cada uno de vosotros habéis trabajado mano a mano conmigo estos años.
En todos he encontrado una lealtad inquebrantable, más allá de lo que
legítimamente podría esperar. A nadie podría distinguir con una preferencia,
porque sería cometer una enorme injusticia con todos los demás, y no estoy
dispuesto a hacerlo.
¿Acaso quiere decir esto que no vaya a estar
presente? En absoluto. Es-taré ahí hasta que elijáis a un nuevo Presidente.
Como siempre he hecho en mi vida, cumpliré con mi responsabilidad hasta el
último momento. Pero, dada la situación de interinidad que ahora se abre,
actuaré con la prudencia que las circunstancias requieren e intervendré lo
justo en las decisiones que tenga que tomar este partido.
Lo que sí podréis encontrar en mí siempre es
mi cariño, mi aliento y mi permanente disposición a recordar la importancia de
finalizar bien el pro-ceso que ahora iniciamos. Creo que esta última es la
mejor aportación, por no decir la única, que yo puedo hacer durante este
periodo.
Como ya anuncié ante el Comité Ejecutivo, no
voy a hacer ningún cambio: las cosas seguirán así hasta el final del Congreso,
las decisiones sobre la estructura del partido, los portavoces y la dirección
de los grupos parlamentarios le corresponderá de manera exclusiva a la persona
a la que vosotros confiéis el honor y la responsabilidad de dirigir este
partido.
Queridos amigos, esta es la última Junta
Directiva que presido después de 14 años apasionantes. Se me eligió para una
tarea y un objetivo: realizar el sueño de volver a la Moncloa y hacernos cargo
de una España maltratada. Hoy podemos decir que hemos cumplido con creces y que
los resultados han sido buenos a juicio de todo el que tenga ojos para ver y honradez
para reconocerlo.
Y todos sabemos que no hemos abandonado la
tarea porque lo hiciéramos mal. En absoluto. Tampoco porque los españoles nos
hubieran retirado su confianza. Eso tampoco ha ocurrido. Seguimos siendo
–conviene no olvidarlo- el primer partido de España. Hemos ganado las
elecciones generales en 2011, 2015 y 2016.
En circunstancias muy difíciles, hemos
vencido a nuestros adversarios y lo hemos hecho con claridad. Os recuerdo, sin
ir más lejos, que contamos con más de 50
escaños de ventaja sobre el segundo grupo parlamentario del Congreso y con
mayoría absoluta en el Senado.
Insisto, hemos ganado las elecciones. Somos
el partido que suscita más confianza entre los españoles a pesar de los
recurrentes vaticinios del club de agoreros de guardia.
No son los españoles los que han interrumpido
nuestra tarea. No lo han querido hacer cuando fueron convocados a las urnas.
Quienes han inte-rrumpido nuestra tarea han sido nuestros rivales: una amalgama
apresu-rada de socialistas, independentistas y partidos de extrema izquierda,
Bildu incluido.
Ellos son quienes han protagonizado un hecho
que no tiene precedentes en la historia de España: impedir que el primer
partido en la preferencia de los españoles sea el encargado de gestionar los
asuntos que importan a esos mismos españoles.
Se nos ha forzado a dejar el Gobierno, pero
no nos han quitado la fuerza, ni la energía, ni la razón, ni la voluntad. No es
este el primer obstáculo que nos sale al paso en nuestra historia y no será
tampoco el primero que venzamos con razón y con coraje.
Queridos amigos, durante estos 14 años hemos
tenido que dar muchas batallas, en el Gobierno y en la oposición, siempre en
defensa de los principios de nuestro partido. Las tuvimos que dar, casi todas
en solitario, pero hoy hemos llegado hasta aquí con un buen bagaje: con las
manos llenas de lealtad a España y de servicio a los españoles.
No pretendo hacer un balance exhaustivo de lo
que han sido estos años, ni pretendo alargar en exceso está intervención ni
agotaros. Pero permitidme señalar con orgullo algunas cosas que ya están en el
acervo de nuestro partido. Solo me voy a referir a tres.
Nosotros hemos defendido la unidad de España,
en la oposición y en el Gobierno. En las Cortes Generales, durante los debates
sobre el Plan Ibarretxe y el Estatuto de Cataluña, y también desde el Consejo
de Ministros, aplicando por primera vez el artículo 155 de la Constitución
para defender la ley, con ella la propia Constitución y la soberanía nacional.
Nosotros hemos luchado
contra el terrorismo, con la ley y con nuestras convicciones democráticas. No
hemos negociado jamás con los terroristas ni hemos pagado ningún precio
político para que desaparecieran, ni hemos hecho ninguna concesión. Ninguna.
Podemos decir con la cabeza muy alta que hemos mantenido los principios del
Partido Popular, hemos honrado a las víctimas del terrorismo y ETA hoy ha
desaparecido. A cambio de nada.
Y, por último, hemos tenido que hacer frente
a la mayor crisis económica que ha vivido España en su historia reciente. No
voy a entrar en detalle alguno, los conocéis sobradamente, pero permitidme
recordar con orgullo, con mucho orgullo, solo un dato: desde el inicio de la
recuperación, en febrero de 2014, y después de dos años durísimos, los años
2012 y 2013, en España se han creado más de 2.700.000 puestos de trabajo.
2.700.000 puestos de trabajo en cuatro años. Pues bien, en esa cifra se plasman
todas las reformas, todos los esfuerzos y también el éxito de gestión del
Partido Popular durante este tiempo.
En suma, creo que tenemos motivos para estar
orgullosos de lo hecho. Y tenemos también la mejor base para afrontar el
futuro. Por eso debéis comenzar inmediatamente a prepararos, porque se abre una
etapa de gran incertidumbre y España –lo digo con absoluta convicción- puede
necesitarnos en cualquier momento.
Siguen en pie los motivos por los que somos
el partido que más españoles prefieren. Por encima de todo, nuestra manera de
entender a España, algo que es permanente y que no está sujeto a modas ni a
conveniencias. Nuestra manera de entender su unidad y la igualdad de los
españoles. Este es el valor más sólido, el valor más seguro de nuestra imagen
y también el más atractivo para una inmensa mayoría de españoles.
Nos apoyan, además, porque somos un partido
abierto, de centro, en el que cualquier español es bienvenido y se siente libre
para defender lo que piensa. No nacimos para dividir a los españoles; no
nacimos para defender a unos contra otros. Nuestra puerta está abierta a todos
y a na-die le preguntamos de dónde viene.
Nos siguen porque somos un partido
democrático, que juega limpio, acata las reglas y los principios de la
democracia, y muy particularmente su esencia, que es el
respeto a la voluntad de la gente y su derecho a elegir quién le gobierna y
quién no le gobierna.
Nos siguen y nos votan porque cuando
gobernamos nos ocupamos de ellos, de sus necesidades, de su bienestar, de su
seguridad y de su dignidad. Y no con palabras ni con buenos deseos, que de eso
todo el mundo presume, sino con eficacia y resultados palpables.
Nos apoyan porque, con nosotros, sin
palabrerías, sin alharacas, está protegido su bienestar con la mejor política
social, que es el empleo; y el empleo con la mejor política económica, que es
el crecimiento. Bienestar, empleo y crecimiento que en España ya forman parte
de las señas de identidad de nuestro partido.
Nos votan porque el Partido Popular es el
único que sabe engordar las vacas flacas, y no confunde las vacas gordas con la
fiesta del despilfarro. Los españoles nos eligen por ser el partido que, cuando
las cosas se tuercen en España, responde con eficacia; donde encuentra ruina,
deja bienestar; donde encuentra personas en paro, deja empleos; donde falta la
esperanza, abre un futuro de oportunidades, y donde se hace burla de la ley y
la Constitución, restaura el orden.
Eso es el Partido Popular, y eso quieren los
españoles que votan al PP. Estas son las razones que nos llevaron al Gobierno y
que volverán a llevarnos pronto allí.
Queridos amigos, hoy empezamos ese camino de
vuelta al Gobierno. Será con un nuevo líder, pero con los mismos principios, la
misma fortaleza y la misma vocación de servicio a España que ha marcado
nuestra historia.
Muchas gracias.”
Finalizada la Junta Directiva los miembros gallegos que asistimos hicimos una foto con Mariano Rajoy.
Si desexa facer algún comentario poder enviar un correo a celso.delgado@congreso.es
Recibirá resposta.