En este sentido, el presidente del gobierno provincial, Manuel Baltar, defiende que las medidas que se tomen para reactivar la economía de la provincia “deben implementarse de inmediato tras el fin del estado de alarma, lo que nos dará una ventaja temporal importante para reducir el impacto de la crisis”.
Según el Observatorio, la afectación de autónomos y micro empresas será debida a la existencia de una mayor concentración de esta tipología de ocupados en las actividades más intensamente afectadas por el cierre; a su menor capacidad de resistencia y por lo tanto su mayor vulnerabilidad económico-financiera; y a la menor cobertura de la que disponen muchos de los autónomos derivadas de su elección de bases de cotización menores.
La estimación sobre el impacto potencial que podría llegar a tener el parón de actividad se ha realizado utilizando metodologías habituales para estos casos, tomando como cifras de referencia los 23.441 autónomos que, en término medio, cotizaron en la provincia de Ourense durante el pasado mes de marzo y su distribución por actividades y analizando dos escenarios posibles: uno base y otro adverso.
Teniendo en cuenta las posibles caídas de la actividad por cada rama de actividad y en cada uno de los escenarios, y su impacto en la posible caída potencial de afiliados, si se produjeran todas estas reducciones de la actividad durante doce meses, la caída del empleo de los autónomos en la provincia oscilaría entre el 54,3 % en el caso del escenario base (-12.720), y del 76,4 % en el adverso (-17.905). Lo que supondría que la caída potencial de la afiliación durante cada mes que se mantenga frenada la actividad, si se dieran de baja todos los afectados en el régimen de autónomos, equivaldría a una perdida estimada de un 4,5 % de la afiliación anual en el escenario base, hasta un descenso del 6,7 % en el escenario más adverso. Si -tal y como se prevé- es de, al menos, dos meses nos situaríamos en unos efectos potenciales entre el 9 % y el 12,7 %, y así proporcionalmente.
Unas cifras que nos permiten hacernos a la idea del efecto potencial de ocupados que podrían verse afectados por la crisis del Covid-19, y que el mismo informe del OEOu recoge que no se llegaran a producir ya que la bajada de actividad no tiene que traducirse automáticamente en bajas de la totalidad de los autónomos afectados, siendo previsible que muchos de ellos hagan esfuerzos por mantener su cotización, dependiendo su incidencia final de la duración de la crisis, de la actividad de cada subsector, del potencial de resistencia financiera de cada autónomo y de las ayudas que reciban.
En cuanto a la incidencia potencial en los ocupados cotizantes en el Régimen General (para ver la bajada en el trabajo por cuenta ajena), la cifra potencial del impacto de la crisis del COVID-19 afectaría a un porcentaje entre el 40 % y el 60 % de los trabajadores de dicho Régimen, con un descenso potencial que podría llegar a ser, por cada mes de parón, del 3,3 % en el escenario base y del 4,8 % en el escenario adverso (por debajo de las potenciales caídas en autónomos para los mismos escenarios de descenso de la actividad por sectores, lo que ratifica que las actividades más golpeadas por la crisis tienden a ser, en mayor medida, aquellas en las que la presencia de trabajadores autónomos es más relevante.