Celebramos hoy el Dia de Europa y
con tal motivo los Presidentes del Parlamento Europeo, David Sassoli; del
Consejo Europeo, Charles Michel, y de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen
emitieron el siguiente mensaje.
" En
1950, Europa estaba en crisis, seguía devastada física y económicamente por las
consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, y en política estaba inmersa en la
búsqueda del modo de garantizar que no volvieran a repetirse jamás los horrores
de la guerra. En estas sombrías circunstancias, el 9 de mayo, el ministro
francés de Asuntos Exteriores, Robert Schuman, expuso su visión de que Europa
podía alcanzar este objetivo mediante la creación de instituciones comunes para
hacer que la guerra no solo fuera inconcebible, sino materialmente imposible.
Sus palabras cambiaron el curso de la historia y sentaron los cimientos sobre
los que su generación y las generaciones siguientes construyeron la Unión
Europea que tenemos hoy.
El 70.º aniversario de la
Declaración de Schuman llega en otro momento de crisis para Europa. En nuestro
continente, más de 100.000 personas han muerto a causa del coronavirus en estos
últimos meses. Cientos de millones de personas están haciendo frente a
restricciones sin precedentes en su vida cotidiana para contribuir a contener
la propagación del virus.
Como líderes de las tres
principales instituciones de la Unión Europea, pensamos hoy en primer lugar en
todos aquellos que han perdido a seres queridos. Expresamos nuestro agradecimiento
a los trabajadores y las trabajadoras esenciales que han continuado su labor
durante esta crisis: a quienes están en primera línea en nuestros hospitales y
residencias, luchando para salvar vidas, pero también a repartidores,
dependientes, policías, es decir, a todos aquellos que trabajan para que la
vida cotidiana pueda seguir.
También estamos
agradecidos por el espíritu de solidaridad y la responsabilidad cívica que ha
demostrado la ciudadanía europea. Millones de personas se han ofrecido voluntarias
para ayudar como puedan durante la crisis, ya sea haciéndole la compra a algún
vecino anciano, cosiendo mascarillas o recaudando fondos para los necesitados.
Europa da lo mejor de sí misma cuando ofrece calidez y solidaridad.
Europa ha actuado con
audacia para asegurar que continuara funcionando el mercado único, para que los
suministros médicos llegaran a donde los necesitaban los profesionales de la
salud y los respiradores a donde podían salvar vidas, y para que los alimentos
y los bienes esenciales llegaran a nuestras tiendas y los europeos pudieran
encontrarlos en los anaqueles.
Hemos tomado decisiones
sin precedentes para asegurar que los Gobiernos nacionales dispusieran de la
capacidad presupuestaria que necesitaban para hacer frente a la crisis
inmediata. Hemos transformado el Mecanismo Europeo de Estabilidad en un
instrumento para combatir el COVID-19. Hemos movilizado 100.000 millones de
euros para mantener a trabajadores europeos en sus empleos apoyando a los
sistemas nacionales de reducción de jornada. Y el Banco Central Europeo ha
aportado un apoyo sin precedentes para asegurar el mantenimiento del crédito a
particulares y empresas.
Aún tenemos que hacer
mucho más. Ahora que nuestros Estados miembros están empezando a levantar
gradualmente confinamientos y restricciones, la primera prioridad debe seguir
siendo salvar vidas y proteger a los más vulnerables de nuestras sociedades.
Tenemos que seguir haciendo cuanto podamos en apoyo de la investigación sobre
una vacuna contra el coronavirus.
El éxito de la Conferencia internacional de
donantes con objeto de dar una respuesta global al coronavirus del 4 de mayo,
que permitió captar 7.400 millones de euros y aunó a organizaciones sanitarias
internacionales para cooperar sobre vacunas, tratamientos y diagnósticos,
muestra lo rápido que puede agruparse el mundo en torno a una causa común.
Tenemos que mantener esta movilización y procurar que el mundo siga unido
contra el coronavirus. Europa puede desempeñar un papel decisivo a este
respecto.
Al mismo tiempo, todos
los Estados miembros deben disponer del margen presupuestario necesario para
hacer frente a la actual emergencia médica.
Y tenemos que prepararnos
para la recuperación. Tras haber temido por su vida, muchos europeos temen
ahora por su trabajo. Debemos arrancar de nuevo el motor económico europeo.
Recordemos el espíritu de Robert Schuman y sus pares, cargado de inventiva,
audacia y pragmatismo. Nos enseñaron que para salir de épocas de crisis era
necesaria una nueva manera de pensar en política y había que romper con las
ataduras del pasado. Nosotros tenemos que hacer lo mismo y reconocer que
necesitamos nuevas ideas y nuevos instrumentos para apoyar nuestra
recuperación. Debemos admitir que la Europa que saldrá de la crisis no puede
ser y no será la misma que entró en ella.
En primer lugar, tenemos
que hacer más para mejorar la vida de los más pobres y los más vulnerables de
nuestras sociedades. Ya era demasiada la gente que sufría para llegar a fin de
mes en Europa antes de que empezase siquiera la crisis. Ahora, millones de
personas se enfrentan también a un futuro incierto porque han perdido su
trabajo o su empresa. Los jóvenes y las mujeres se ven particularmente
afectados y necesitan un apoyo concreto y resuelto. Europa debe ser audaz y hacer
todo lo que sea necesario para proteger vidas y medios de subsistencia, sobre
todo en las zonas más afectadas por la crisis.
Nuestra Unión también
debe ser saludable y sostenible. Una lección que debemos extraer de la crisis
es la importancia de prestar atención al asesoramiento científico y tomar
medidas antes de que sea demasiado tarde. No podemos dejar para más adelante la
respuesta ante el cambio climático, y debemos cimentar nuestra recuperación en
el Pacto Verde Europeo.
También debemos acercarnos
más a los ciudadanos y hacer nuestra Unión más transparente y más democrática.
La Conferencia sobre el Futuro de Europa, que según lo previsto debía iniciarse
hoy y se ha retrasado debido a la pandemia, será fundamental para desarrollar
estas ideas.
Estamos atravesando un
momento de fragilidad, y solo una Unión Europea fuerte puede proteger nuestro
patrimonio común y las economías de nuestros Estados miembros.
Ayer conmemorábamos el
75.º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. Debemos recordar
siempre los horrores y la barbarie de la guerra y los sacrificios hechos para
ponerles fin.
Hoy estamos reflexionando sobre lo que ocurrió después.
Recordemos a la generación de los años cincuenta, que tenía la convicción de
que sobre las ruinas dejadas por la guerra podría construirse una Europa mejor
y un mundo mejor, y se puso manos a la obra para hacerlo.
Si aprendemos estas
lecciones, si permanecemos unidos en la solidaridad y en torno a nuestros
valores, una vez más Europa podrá salir de una crisis más fuerte que antes."
Si desexa facer algún comentario poder enviar un correo a celso.delgado@congreso.es
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