En primer lugar hizo un repaso de su trayectoria profesional, para que los comisionados pudieran evaluar su idoneidad para el cargo y la ausencia de conflictos de interés que pudieran impedir un correcto ejercicio del mismo.
Luego mencionó de forma muy sintética siete elementos que consideró relevantes para la actuación de la CNMV. Dijo:
“1. Una institución abierta y transparente, en general, pero especialmente hacia esta Cámara. La rendición de cuentas parlamentaria es a mi juicio esencial para una autoridad administrativa independiente como la CNMV. Por ello, si mi candidatura es confirmada, les adelanto mi predisposición total a incrementarla si esta Comisión lo desea: a hacer comparecencias específicas o a aumentar el número de las generales a dos o más al año.
Creo que la CNMV debe reforzar el grado de apertura en consultas públicas, haciendo más transparente nuestra actividad normativa. Debería valorarse la ampliación de los plazos de consulta pública en materias no urgentes (idealmente a 2-3 meses); continuar con la publicación de todas las respuestas recibidas, lo cual se ha empezado a hacer este año; y también ofrecer una explicación a posteriori de cómo se han tenido en cuenta las observaciones recibidas en las consultas públicas. Para materias especialmente relevantes, creo que debemos valorar una convocatoria de reunión pública para explicar la norma y recibir comentarios (lo que en el esquema europeo se conoce como open hearing).
3. Una autoridad activa internacionalmente. Como saben sus señorías, las bases de la regulación del mercado se definen en las instituciones y agencias europeas. Las infraestructuras y las entidades compiten abiertamente, en ese marco normativo, con las del resto de la UE, configurando un único mercado, donde las fronteras no son perceptibles. Ello requiere dos elementos: en primer lugar, un papel muy activo en la UE, para influir, pero también para mejorar (peer reviews, mejores prácticas): estamos entre los mejores supervisores europeos, pero no debemos tener miedo de compararnos o de ser examinados para mejorar y evolucionar. En segundo lugar, normas comparables, que no contengan especificidades innecesarias. Creo que debemos seguir convergiendo en los procesos y hacerlos homologables a los del resto de Europa. Creo preciso evitar, siempre que se mantengan los requisitos esenciales, que actividades legales y que aporten valor a los inversores se trasladen a otras plazas financieras por mero arbitraje regulatorio.
4.
Una autoridad digital. Interna y externamente.
A mi juicio, debemos
transformar la supervisión, reforzando las herramientas digitales, el
tratamiento de datos y la digitalización de los procesos, incorporando
tecnología avanzada de análisis de datos. Aunque se ha avanzado en este
sentido, creo que es necesario un impulso estratégico para mantener a la CNMV
en el pelotón de cabeza de los supervisores europeos.
5.
Atender el desarrollo del mercado, pero primando la protección del inversor
La CNMV debe ser flexible a las necesidades de las empresas en su financiación, posibilitando que innoven en las formas de captar capital o recursos ajenos pero debe ser inflexible ante conductas que pongan en riesgo la protección de los inversores, su igualdad de trato en operaciones corporativas, la corrección de la información pública o la estabilidad financiera. La protección del inversor minorista ha estado siempre entre los objetivos legales de la CNMV y debemos potenciarla. La fase de comercialización de productos, de forma notable, ha centrado y debe seguir centrando nuestros esfuerzos de supervisión y sanción, actuando con decisión y rapidez.
6. Incorporar la sensibilidad social. Coincidirán conmigo en que la CNMV no puede guiarse ciegamente en el mundo de hoy por un mandato de 1988. Las demandas de la sociedad en su conjunto están cambiando y debemos incorporarlas en la forma en que nos conducimos para cumplir nuestra misión. La igualdad de género “está aquí para quedarse” y la CNMV debe continuar promoviéndola interna y externamente (es decir, en las sociedades cotizadas). Del mismo modo, ante la necesidad incuestionable de limitar los efectos del cambio climático, la sostenibilidad ambiental y social deben embeberse en la raíz de nuestra actuación y en la forma en la que supervisamos a los emisores de valores y a los vehículos de inversión. Ello no es sólo un ejercicio de responsabilidad, sino de anticipación de una explosión del fenómeno de las finanzas verdes, para el que España está en muy buena situación de partida, que trastocará la forma en la que se asignan las inversiones de un modo que no tiene precedentes cercanos.
7. Navegar la crisis económica. No será este un periodo tranquilo, como no lo ha sido ninguno en los últimos 32 años. La erosión de los beneficios y del capital empresarial que la recesión provocada por la pandemia está produciendo, generará probablemente consecuencias puntuales en empresas cotizadas, en intermediarios o en vehículos de inversión. Debemos estar preparados para ello, agudizando la supervisión, desarrollando cuadros de mandos y adaptando el marco de gestión de riesgos, para focalizar los recursos de supervisión donde más falta van a hacer. Y habrá que hacerlo en estrecha coordinación con otros supervisores y con el AMCESFI, que ha sido especialmente activo desde el inicio de la pandemia. Todo ello requerirá flexibilidad y un fuerte compromiso, que me consta que existe, del personal y los directivos de la CNMV.
En suma, se trata a mi juicio de seguir reforzando la solidez, la transparencia y la adaptación de la CNMV al contexto actual."
Tras las intervenciones de los portavoces de los Grupos Parlamentarios, se produjo la votación, que dio como resultado la emisión de dictamen favorable lo que supone la no apreciación de conflicto de intereses.
En la sesión agradecí en nombre de la Comisión el trabajo realizado por los anteriores responsables de la CNMV, su presidente Sebastián Albella y la Vicepresidenta Ana Martínez-Pina.
Y levanté la sesión en torno a las 13,00 horas felicitando a los nombrados y deseándoles lo mejor en su nueva responsabilidad.