Además dice que aunque el
apoyo sigue llegando a las empresas y los hogares más perjudicados, la
inversión y las reformas deberían centrarse en impulsar el crecimiento de la
productividad y la creación de empleo de calidad.
En una nota de prensa la
OCDE dice en relación con este Estudio “que los fondos europeos de
recuperación, con especial hincapié en la inversión ecológica y digital, pueden
ser fundamentales para forjar una recuperación duradera y una economía
resiliente y más inclusiva. El plan elaborado por España para la asignación de
los fondos de la UE contempla reformas en ámbitos en los que la OCDE centró sus
recomendaciones en ediciones anteriores del Informe, como las políticas de
educación, innovación y competencia. Priorizar inversiones y reformas que
faciliten el crecimiento a largo plazo garantizará un uso verdaderamente eficaz
de los recursos de la UE. Un sistema de gobernanza robusto, una adecuada
coordinación entre los distintos niveles de la administración y la aplicación
de criterios y procedimientos de inversión transparentes serán cruciales para
lograr un equilibrio entre la obtención rápida de resultados y la rendición de
cuentas.
El Informe, presentado
por el Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, en un evento de
lanzamiento virtual con Nadia Calviño, Vicepresidenta segunda y ministra
de Asuntos Económicos y Transformación Digital de España, prevé un repunte del
crecimiento hasta el 5,9% este año y el 6,3% en 2022, tras una contracción del
10,8% en 2020, gracias a la demanda acumulada y el retorno gradual del turismo,
así como al impulso de los fondos de recuperación de la UE.
Son varios los riesgos
sustanciales para estas perspectivas. Por una parte, la demanda interna podría
ser más fuerte de lo previsto si la vacunación y la aplicación de los fondos europeos
avanzan a mayor ritmo, pero, por otra, un posible incremento de las
insolvencias conforme se vaya retirando el apoyo de las políticas constituye un
riesgo a la baja.
«España ha superado una fase
crítica tras el golpe que supuso el COVID-19 y empieza a ver la luz al final
del túnel. Sin embargo, las secuelas de la pandemia tardarán en sanar y es
vital aprovechar esta oportunidad para invertir con inteligencia y llevar a
cabo reformas ambiciosas y bien diseñadas», dijo Ángel Gurría. «El
plan de recuperación puede marcar un ‘parteaguas’ para España y encauzar su
economía por el camino de una recuperación fuerte, sostenible e inclusiva».
Antes de la pandemia, España
disfrutaba de una recuperación sólida con un importante componente de creación
de empleo, tras haber mejorado su resiliencia económica después de la crisis
financiera mundial de 2008 con un patrón de crecimiento más equilibrado y un
sector financiero más saneado. Los efectos de la pandemia de COVID-19 han sido
más graves que en otros países de la OCDE, en parte debido a la elevada
participación de los servicios y el turismo en la economía. La actividad
turística cayó un 75% estimado entre abril de 2020 y marzo de 2021, y algunas
actividades de servicios acusaron mucho las normas de distanciamiento físico,
bien por su propia naturaleza, bien por su escasa adopción de tecnologías
digitales.
La crisis ha acentuado
problemas estructurales generales en España, como el desempleo persistente
—especialmente entre los jóvenes—, la elevada proporción de trabajadores con
contratos temporales, las trabas al crecimiento empresarial y el bajo
crecimiento de la productividad. La pandemia también ha puesto de relieve los
beneficios de una economía digitalizada, ya que los países con mayores tasas de
adopción digital estaban mejor preparados para recurrir al comercio electrónico
y el teletrabajo y reducir así los efectos de las medidas de confinamiento.
El Informe recomienda
fomentar el crecimiento de la productividad con medidas encaminadas a acelerar
la transformación digital, estimular la innovación y crear empleo de calidad,
mediante una combinación de mejora de las competencias, apoyo a los demandantes
de empleo y reducción de la proporción de contratos temporales. Reducir los
obstáculos a la adopción y el uso de tecnologías, por ejemplo mejorando el
escaso acceso a Internet de alta velocidad en zonas rurales, también debería
reforzar la resiliencia al ayudar a empresas y trabajadores a adaptarse al
mundo pospandemia.
El Informe señala que la
crisis ha tenido un efecto desigual en las distintas regiones, que podría
agravar las disparidades autonómicas en materia de nivel de ingresos, educación
y empleo. Para contribuir a garantizar que la recuperación beneficie a tantos
ciudadanos como sea posible, se debería ofrecer a los desempleados y a los
trabajadores acogidos a programas de reducción temporal de empleo formación en
el empleo pertinente y de calidad, inclusive en competencias digitales, así
como acompañamiento individualizado en la búsqueda de empleo. Mantener un
mercado laboral flexible ayudará a las empresas a adaptarse a las cambiantes
condiciones económicas, mientras que una pronta reestructuración de las
empresas viables con problemas temporales puede acelerar la recuperación.
Ya antes de la crisis del
COVID-19, las finanzas públicas de España afrontaban presiones a largo plazo
como consecuencia de la elevada deuda pública y de una proporción de
trabajadores en activo por cada jubilado que se prevé sea una de las más altas
de la OCDE para 2050. Una vez que la recuperación esté firmemente encarrilada,
deberían realizarse esfuerzos para reducir el coeficiente de deuda pública/PIB,
mediante una estrategia de consolidación fiscal creíble y transparente que
implique a todos los niveles de la administración, entre otras iniciativas.
También será importante tomar medidas adecuadas y socialmente aceptables para
garantizar la sostenibilidad fiscal del sistema de pensiones a largo plazo.”