Dice que “en relación
con las que se dieron a conocer en junio, las proyecciones actuales incorporan
la nueva información conocida desde entonces
Las proyecciones
descansan sobre el supuesto de que los avances progresivos del proceso de
inmunización de la población y el mantenimiento de la eficacia de las vacunas
permitirán que la incidencia de la pandemia sobre la actividad económica
continúe atenuándose en los próximos meses, lo que reduciría significativamente
la necesidad de preservar medidas para su contención. Bajo estas condiciones,
la normalización progresiva de la actividad se traduciría en ritmos de avance
del PIB todavía relativamente elevados hasta mediados de 2022 y más moderados a
partir de entonces.
En términos de las medias anuales, el PIB crecería un 6,3% en 2021, un 5,9% en 2022 y un 2% en 2023. Los niveles de PIB previos a la pandemia se recuperarían a lo largo de la segunda mitad de 2022 y, serían superados en la parte final del horizonte de proyección. El dinamismo del producto se verá impulsado por el respaldo al crecimiento que seguirán proporcionando la política monetaria y fiscal. En el ámbito de esta última desempeñarán un papel relevante, a escala supranacional, los proyectos acogidos al programa Next Generation EU (NGEU), con cargo a los cuales se estaría llevando a cabo este año un menor volumen de gasto del que se preveía en junio.
Este gasto no
realizado ahora se acometería en el resto del horizonte de proyección. Además,
los soportes a la expansión de la actividad incluyen la recuperación del resto
de economías avanzadas (cuyos progresos en el proceso de vacunación son mayores
que en el caso de las emergentes), la prolongación de la senda de reactivación
del gasto de los hogares residentes (aunque atenuada, no obstante, por el
repunte inflacionista) y el mayor dinamismo esperado de los flujos de turismo
internacional. En un contexto en el que
el Banco de España elabora sus proyecciones a partir de las series
macroeconómicas de frecuencia trimestral, no se ha podido incorporar la
revisión de las series de la Contabilidad Nacional Anual de años anteriores
dada a conocer por el INE el 16 de septiembre, puesto que no ha venido
acompañada de la publicación de las series trimestrales coherentes con las
anuales.
Las proyecciones
actuales comportan, en comparación con las de junio, una ligera revisión al
alza del crecimiento del PIB a lo largo del horizonte de previsión (de 0,1 pp
en 2021 y en 2022 y 0,2 pp en 2023). Estas revisiones resultan de la
confluencia de distintos factores de signo contrapuesto. En primer lugar, los
datos de las cuentas nacionales trimestrales conocidos desde junio repercuten
muy positivamente en las tasas medias anuales de crecimiento de 2021 y, en
menor medida, 2022. En segundo lugar, el ritmo de recuperación de la actividad
que se anticipa ahora para el segundo semestre de este año es algo menor de lo
previsto en junio. Por último, los cambios en los supuestos sobre los que se
condicionan las proyecciones tienen, en conjunto, un efecto negativo sobre el
crecimiento del PIB en 2021 y 2022, y positivo en 2023 (aunque en magnitud
relativamente reducida en todos los casos).
Por lo que respecta a
los precios, la recuperación progresiva de la demanda de bienes y servicios de
consumo daría lugar, a lo largo del horizonte de proyección, a un cierto
aumento gradual de la tasa de inflación subyacente. No obstante, esta se
situaría todavía en niveles moderados al final del horizonte de proyección (en
concreto, en el 1,4%, en promedio, en 2023). Por otra parte, cabe esperar que
la presión al alza sobre la inflación general ejercida por el componente
energético, que seguirá siendo elevada hasta comienzos de 2022, se atenúe
posteriormente, en consonancia con el juicio incorporado a las proyecciones de
que su repunte reciente tiene un carácter predominantemente transitorio. En el conjunto
de 2022, la desaceleración de los precios energéticos compensaría holgadamente
el repunte de la inflación en los servicios y en los bienes industriales no
energéticos, de forma que la variación del IAPC general se moderaría desde el
2,1% en 2021 hasta el 1,7% en 2022. En 2023, se reduciría adicionalmente (hasta
el 1,3%).
Estas proyecciones
están sujetas a numerosos riesgos de distinto signo, que, en conjunto, se
consideran equilibrados en términos de su impacto sobre las proyecciones de
crecimiento de la economía. Los orientados a la baja proceden,
fundamentalmente, de una mayor persistencia de las disrupciones existentes
actualmente en las cadenas globales de aprovisionamiento, de una posible
evolución de la pandemia más desfavorable (sobre todo, en las economías
emergentes), o de la existencia de secuelas duraderas de la pandemia sobre el
tejido productivo. Los riesgos al alza se derivan de la posibilidad de que los
hogares destinen al gasto corriente una mayor proporción del ahorro acumulado
desde el inicio de la pandemia y de que los flujos turísticos converjan a los
niveles previos a la pandemia con una mayor rapidez.
Por lo que respecta a
los precios de consumo, la coyuntura actual se caracteriza por un grado de
incertidumbre muy superior al registrado a lo largo de los últimos años. En
particular, cabe la posibilidad de que el repunte actual de las presiones
inflacionistas tenga un carácter más persistente que el considerado en estas
proyecciones. La materialización de este riesgo depende, en primer lugar, de
que los precios de las materias primas muestren una mayor inercia alcista que
la que reflejan los supuestos incorporados en el ejercicio y, en segundo lugar,
dados los incrementos ya observados de esos precios, de que su traslación a los
precios finales y a los salarios sea mayor que la considerada en estas
proyecciones sobre la base de las regularidades empíricas observadas en los
últimos años"