Ayer el Consejo de Ministros aprobó el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado de 2022 que se remitirá al Congreso de los Diputados la próxima semana.
Afirma el Gobierno en una nota referencial que “los
Presupuestos persiguen una recuperación justa, para hacer de España un país más
productivo, más competitivo y sostenible, garantizando que la mejora económica
llega a todas las familias.
El Gobierno ha elaborado los Presupuestos de la
recuperación económica porque será en 2022 cuando tanto el Ejecutivo como los
organismos internacionales prevén que España recupere los niveles de actividad
económica y supere los niveles de empleo previos a la pandemia. Y también son
las cuentas de la recuperación justa, puesto que el proyecto de Presupuestos
para el próximo ejercicio procura que todos los colectivos sociales cuenten con
más recursos y mejores servicios públicos.
Se persigue que los servicios públicos no sólo sean
una red de seguridad de la ciudadanía, sino que sean un motor de innovación y
crecimiento económico, contribuyendo a la igualdad de oportunidades y a la
cohesión social y territorial de nuestro país.
Las cuentas públicas nacen en un contexto en el que
las reglas fiscales siguen suspendidas en Europa y en el que existe el consenso
de que hay que mantener los estímulos económicos para que la recuperación
económica no se trunque.
Con esa filosofía y el mayor techo de gasto de la
historia, aunque similar al de 2021 (196.142 millones de euros), se han construido
los Presupuestos que, además, se enmarcan en una etapa de fuerte crecimiento de
la economía española: el Gobierno prevé que el PIB se expanda a un ritmo del 7%
el año que viene, lo que seguirá impulsando la recaudación tributaria tras el
rebote que se está registrando ya en este 2021.
El aumento de los ingresos fiscales que se derivará de ese crecimiento económico, junto a la inyección de los fondos europeos, implicará una disponibilidad de recursos que favorecerán la inversión social y productiva.”
Unos presupuestos fundamentados en premisas falsas, que nacen muertos y son papel mojado
Desde el Partido Popular, consideramos que el proyecto
de PGE se fundamenta en dos premisas falsas porque contemplan unos ingresos
tributarios que no se están produciendo y recogen una actividad económica que
desmienten los organismos oficiales. Nacen muertos porque han sido superados
por la realidad.
En los PGE se
consolidan todos los hachazos fiscales de este año. Entran en vigor los
tramitados a lo largo de este ejercicio, se vuelve a penalizar los planes de
pensiones y se incorpora tanto el mínimo del 15% en el Impuesto de Sociedades
como el impuesto de matriculación que subirá en enero. Esconden, además, las
subidas de impuestos que tienen comprometidos con Bruselas hasta que se
presente el informe de expertos el próximo año como los relativos a peajes,
diésel y cotizaciones sociales.
Construyen la casa por el tejado del gasto. En apenas tres años, el Gobierno de Sánchez habrá acumulado un déficit cercano a los 300.000 millones de euros; es decir, más del doble de la cantidad que recibirá España de ayudas europeas. Aunque incorporan 27.633 millones en fondos europeos, van a servir de poco si el grado de ejecución es tan bajo como el que llevan en este ejercicio.
Las reformas económicas del Gobierno en materia energética y de vivienda se resumen en que han acrecentado el problema. A eso la ministra Montero lo denomina una ley preciosa. Poner límite a los alquileres ahoga la oferta y no soluciona los problemas de demanda. Tenemos un Gobierno que defiende a los okupas y ataca a los propietarios.
Hay que apoyar la cultura en origen ayudando a los
creadores y bajando impuestos. A toda la cultura, y la tauromaquia lo es. Si no
fuera Sánchez podría hasta sorprendernos, pero conociéndole ya no nos
escandaliza que anuncie sin sonrojarse medidas para ganarse el voto de los que
ejercerán su derecho por primera vez. Los jóvenes lo que quieren es tener oportunidades
para trabajar y no ocupar el primer lugar del ranking europeo en desempleo, que
es lo que ha conseguido este Gobierno. A Sánchez se le está poniendo cara de
Zapatero.