En mis preguntas de ayer en la Comisión de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana el secretario General de Infraestructuras, Sergio Vázquez Torrón, avanzó que lo remitía a la plataforma de contratación. Y lo hizo después de que yo le afeara que llevábamos 35 días esperando la publicación en el BOE desde que lo autorizó el Consejo de Ministros, el 7 de septiembre.
Lo
cierto es que a día de hoy nada aparece en el BOE.
Nuevamente el
Gobierno nos recuerda en su nota que: “El presupuesto de licitación es de 34,31
millones de euros y sus Características Técnicas las siguientes:
El trazado de este primer tramo de 1,7 km de longitud de la variante norte de Ourense, que se integrará en la futura autovía A-56 entre Ourense y Lugo, tiene su origen en el entorno del actual enlace de Eirasvedras de la Autovía de las Rías Baixas (A-52), donde actualmente existen dos calzadas separadas de dos carriles por sentido en la N-120, enmarcándose en un entorno periurbano.
Las dos calzadas de
la variante norte de Ourense se proyectan conectando con las existentes, dando
continuidad a los tráficos de la N-120 en ambos sentidos. El tramo finaliza en
el enlace de Quintela, donde conecta de nuevo con la N-120 a la altura del
núcleo de Tarascón (p.k. 572). En este punto, se ha proyectado una conexión
provisional que permitirá completar este primer tramo y ponerlo en servicio,
con independencia del segundo tramo de la variante norte de Ourense entre
Quintela y A Casilla.”
En relación con este
anuncio, decir que ayer conocimos que los PGE para 2022 sólo consignan para este
tramo la cifra de 2 millones de euros, que es una cifra inferior en tres
millones a la que estaba prevista en la hoja presupuestaria de los PGE 2021. La consignación mínima exigible era de 5
millones.
Además el proyecto de
PGE para 2022 sólo contempla para el siguiente tramo de la variante de Ourense,
Quintela-A Casilla la pírrica suma de 100 mil euros, lo que acredita el nulo interés
por sacar a licitación las obras de un proyecto que ya está finalizado.