El Fondo
Monetario Internacional acaba de publicar el informe de enero de 2022 “Perspectivas
de la economía mundial (informe WEO)”
Se prevé que el crecimiento mundial se modere de 5,9% en 2021 a
4,4% en 2022; es decir, medio punto porcentual menos en 2022 de lo previsto en
la edición de octubre de Perspectivas de la economía mundial (informe WEO), en gran
medida a causa del recorte de las proyecciones de las dos economías más
grandes.
Un
supuesto revisado que elimina de la proyección de base el programa de política
fiscal denominado Build Back Better, el repliegue anticipado de la política
monetaria acomodaticia y los continuos trastornos del suministro generaron una
revisión a la baja de 1,2 puntos porcentuales en el caso de Estados Unidos.
En el
de China, los trastornos atribuibles a la pandemia en el contexto de una
política de tolerancia cero de la COVID-19 y las prolongadas tensiones
financieras entre los urbanizadores se tradujeron en un recorte de las
proyecciones de 0,8 puntos porcentuales.
Se prevé que el crecimiento mundial se ralentizará a 3,8% en 2023. Si bien esa cifra es 0,2 puntos porcentuales más alta que el pronóstico anterior, la corrección al alza refleja más que nada un repunte mecánico una vez que desaparezcan los actuales lastres del crecimiento en el segundo semestre de 2022. El pronóstico depende de que los indicadores de una mala situación sanitaria desciendan a niveles bajos en la mayoría de los países para fines de 2022, suponiendo que las tasas de inmunización mejorarán a escala internacional y que aparecerán terapias más eficaces.
Se prevé que la inflación elevada continuará más de lo contemplado en la
edición de octubre y que los cortes en las cadenas de suministro y los altos
precios de la energía persistirán en 2022. Suponiendo que las expectativas
inflacionarias se mantengan bien ancladas, la inflación debería disminuir poco
a poco a medida que se disipen los desequilibrios entre la oferta y la demanda
en 2022 y que responda la política monetaria de las grandes economías.
Los riesgos para las proyecciones de base mundiales se inclinan a
la baja. La aparición de nuevas variantes del virus causante de la COVID-19
podría prolongar la pandemia y volver a plantear problemas económicos. Además,
las perturbaciones de las cadenas de suministro, la volatilidad de los precios
de la energía y presiones salariales específicas generan gran incertidumbre en
torno a la trayectoria de la inflación y de las políticas. A medida que
suban las tasas de política monetaria de las economías avanzadas, podrían
surgir riesgos para la estabilidad financiera, así como para los flujos de
capital, las monedas y la situación fiscal de las economías de mercados
emergentes y en desarrollo, especialmente teniendo en cuenta que los niveles de
deuda se incrementaron significativamente en los dos últimos años. Podrían
materializarse otros riesgos mundiales dado que las tensiones geopolíticas
siguen siendo agudas, y la actual emergencia climática sigue arrastrando una
fuerte probabilidad de grandes catástrofes naturales.
En vista de que la pandemia continúa azotando, el énfasis en
una estrategia sanitaria mundial es más destacado que nunca. El acceso
mundial a vacunas, pruebas de detección y tratamientos es fundamental para
conjurar el riesgo de nuevas variantes peligrosas del virus. Eso requiere una
mayor producción de suministros, así como mejores sistemas de entrega dentro de
los países y una distribución internacional más equitativa.
La
política monetaria de muchos países tendrá que continuar endureciéndose para
contener las presiones inflacionarias, en tanto que la política fiscal —con un
margen de maniobra más limitado que en otros momentos de la pandemia— tendrá
que priorizar el gasto sanitario y social, centrando el apoyo en los más
afectados. En este contexto, la cooperación internacional será esencial
para preservar el acceso a la liquidez y agilizar reestructuraciones ordenadas
de la deuda cuando sean necesarias. Sigue siendo imperativo invertir en
políticas climáticas para alejar el riesgo de un cambio climático
catastrófico.
Actualización:
Perspectivas de la economía mundial, enero de 2022 (imf.org)