Fue inaugurado por Juan Bernal, presidente de SpainNAB y director general de CaixaBank AM, quien transmitió que “la transición hacia una economía de impacto como instrumento transformador no es cuestionable. España ha escuchado a la voz del impacto y SpainNAB está preparado para liderar esta corriente y ser un aliado estratégico en el ecosistema.”
Avanzó las principales cifras del volumen de la inversión de impacto en España recogidas en el estudio “La inversión de impacto en España en 2021”, impulsado por SpainNAB y elaborado por el Esade Centre for Social Impact.
El estudio incluye diferentes tipos de actores, entre los que destacan los fondos de capital privado de impacto (incluyendo capital riesgo y otros), las entidades de banca ética y social, y las fundaciones y otros actores como las plataformas de crowdfunding o los fondos de titularidad pública.
Juan Bernal afirmó que en el estudio “hemos visto un movimiento del sector privado espectacular. Estamos todos alineados en un mismo compromiso de camino al impacto. Tan solo falta un actor imprescindible: necesitamos que se una el sector público para lograr la tracción de cara a la recuperación económica y social.”
Según el citado estudio, la inversión de impacto se consolida en España con un crecimiento global del 12%, liderada por el segmento de los fondos de capital privado, con un crecimiento de 33%, seguidos de la banca ética y social (10%) y las fundaciones (3%).
La banca ética y social, con 1.638 millones de euros (el 68% del total), sigue siendo el segmento con mayor volumen bajo gestión, aunque el crecimiento ha sido menor (de un 10%) al tratarse de un sector más maduro. Las fundaciones siguen desempeñando un rol destacado, con 230 millones de euros (el 10% del total).
De manera agregada, el tamaño de la inversión de impacto en España a diciembre de 2021 se consolida en torno a los 2.400 millones de euros, lo cual supone un 1% más con respecto a la cifra de 2020 (2.378 millones de euros) y un crecimiento del 12% (desde los 2.133 millones de euros) si se contabiliza directamente el aumento del capital gestionado por las organizaciones que han participado este año en el estudio. Según SpainNAB “estos números reflejan la buena salud del sector en nuestro país y su composición demuestra la diversidad de actores y de estrategias utilizadas”.
El estudio muestra que el sector espera seguir creciendo a un ritmo significativo en 2022: el 46% de los vehículos de inversión esperan crecimientos superiores al 5% y destacan los fondos de capital privado, una quinta parte de los cuales confían en conseguir aumentar el capital gestionado en más del 50% respecto a 2021.
Mi intervención
Tras la intervención de Bernal, comencé mi alocución que hice en mi condición de presidente de la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Congreso de los Diputados, integrada por treinta y siete diputados de los diez Grupos que conforman nuestro plural arco parlamentario.
Recordé que esta Comisión tiene encomendada funciones de impulso y
control de la acción del ejecutivo, pero sobre todo la de legislar en materias
económicas y cité dos leyes que estamos tramitando en este momento y que
guardan relación también con la actividad económica y con la inversión de
impacto:
Tiene por objeto mejorar el clima de negocios, impulsar el emprendimiento y fomentar el aumento del tamaño empresarial, así como el despliegue de redes de colaboración e interacción. E incluye medidas para potenciar los instrumentos de financiación del crecimiento empresarial, flexibilizando los mecanismos de financiación alternativa como el crowdfunding, la inversión colectiva y el capital riesgo.
En segundo lugar, el proyecto de ley de fomento del ecosistema de las empresas emergentes que se encuentra en fase de presentación de enmiendas al articulado.
Señalé que el objetivo fundamental, en una economía
cada vez más globalizada es el impulso al emprendimiento con vocación
innovadora y la atracción de talento e inversión mediante la creación de
ecosistemas favorables al establecimiento de emprendedores a la creación y
crecimiento de empresas innovadoras, basadas en el conocimiento, de base
digital y rápido crecimiento, conocidas como empresas emergentes o startups y a
la atracción de inversores especializados en la creación y crecimiento de estas
empresas, también conocidos como business angels.
Hablé de la importancia en insistir en
los programas de aceleración e inversión de impacto para:
Startups innovadoras y de base
tecnológica, en el ámbito de la salud colectiva y la atención, que desarrollen soluciones
para mejorar la calidad de vida de personas con enfermedades crónicas, gente
mayor y personas con discapacidad.
Startups con tecnologías innovadoras en el ámbito de la sostenibilidad y el medio ambiente y startups que afronten la inclusión social en especial a través del empleo y la educación.
A continuación hablé de la reunión que tuve el pasado 15 de marzo en el Congreso de los
Diputados con miembros de la junta directiva de SpainNAB, que es el
Consejo Asesor para la Inversión de Impacto. Asistieron su Presidente, Juan
Bernal, la Vicepresidenta, María Ángeles León, Iñigo Alli, Consejero
independiente y José Luis Ruiz de Munain, director general de SpainNAB.
Allí conocí como
la Asociación SpainNAB que impulsa y promueve la práctica de la
inversión de impacto, velando por la integridad de un mercado en pujante
crecimiento, que en España ascendió a 2.300 millones de euros en 2020, que
era el último dato disponible, según informaciones publicadas por Esade.
También me informaron que esa Asociación representa a España, junto al resto de NABs nacionales, dentro del Global Steering Group for Impact Investment (GSG), que es una iniciativa surgida en 2013 en el marco de la presidencia británica del G8. Presidida por el considerado padre de la inversión de impacto, Sir Ronald Cohen, es la principal plataforma global para impulsar este tipo de inversión, y de la cual forman parte ya 34 países y la Unión Europea.
Y dije que consideraba que debemos impulsar de una manera más efectiva el contacto entre el Legislativo y los operadores de este sector. Aludí a que tras la consulta de los archivos del Congreso apenas encontré dos iniciativas parlamentarias que se refieren de forma expresa a la “inversión de impacto”. Y que esa situación debería corregirse mediante una relación más fluida.
A continuación, coincidí con los asistentes en "la importancia de la sostenibilidad como herramienta para contribuir a un mayor progreso económico, social. Que es razonable que se atiendan a criterios ambientales, sociales y de gobernanza en el proceso de análisis de las inversiones, además de los criterios financieros y de riesgo tradicionales.
Que debe promocionarse la Inversión Socialmente
Responsable, en la que el inversor obtiene un beneficio económico y al tiempo
la satisfacción personal de apoyar iniciativas o empresas que buscan hacer un
mundo mejor.
Que es conveniente impulsar la Economía de Impacto, un modelo económico
en claro crecimiento donde el fin principal de startups, empresas, inversores y
organizaciones ya no es solo maximizar su rentabilidad económica, sino también
su impacto social y medioambiental.
Y que compartía que se incorporase el impacto en la toma de decisiones económicas y de inversión, en beneficio de las personas y del planeta, con el objetivo de generar valor compartido por y para todos.
Finalicé mi
intervención con una referencia a la economía española, a lo largo de 2021 que tuvo
una recuperación paulatina que es todavía incompleta y heterogénea por
sectores.
Y como en 2022 la
invasión rusa de Ucrania, ha supuesto un empeoramiento de las perspectivas de
crecimiento en el corto plazo y ha intensificado las presiones inflacionistas.
Hablé de las
previsiones del Banco de España sobre el que el PIB crezca este año un 4,5%. En
los dos ejercicios posteriores, el PIB avanzaría un 2,9 % y un 2,5 %,
respectivamente.
Y de que as
perspectivas económicas se encuentran, en todo caso, sometidas a un grado de incertidumbre
muy elevado.
Cité como el Banco de España (BE) ha venido detallando, en
diferentes informes, los principales retos que condicionarán el devenir de la
economía española en los próximos años. La mayoría de estos desafíos están
presentes en nuestra economía desde mucho antes del estallido de la pandemia,
como la necesidad de impulsar el crecimiento de la productividad, de corregir
las disfuncionalidades existentes en varios mercados de bienes y factores, de
reforzar la sostenibilidad de las cuentas públicas, y de abordar los retos
vinculados al envejecimiento de la población, la desigualdad y el cambio
climático.
En cambio, otros son
relativamente novedosos, como la necesidad de adaptarse a un proceso acelerado
de digitalización de la actividad y a los cambios que se han producido
recientemente en las dinámicas de la globalización.
Hable de los desafíos que citaba al gobernador del BE, Pablo Hernández de Cos en la Comisión, la pasada semana:
"El reto de impulsar la creación de empleo y de reforzar su estabilidad, el de la formación y el incremento del capital humano. el reto de hacer frente a la desigualdad, el reto de sacar el máximo provecho a la ejecución del programa NGEU, el reto de la consolidación fiscal y el reto de la lucha contra el cambio climático y la transición ecológica."
Y de su apelación a “que solo mediante una respuesta decidida de las políticas económicas a los múltiples desafíos de corto, medio y largo plazo que enfrenta la economía española seremos capaces de mantener una senda de crecimiento robusta, sostenida y que ofrezca oportunidades para todos en los próximos años.
Precisamos una estrategia integral de reformas ambiciosas con vocación de permanencia. Una respuesta debe ser, además, duradera en el tiempo, lo que exige grandes consensos políticos y sociales.”
Y finalice diciendo que desde organizaciones como SapainNAB se puede contribuir
al crecimiento económico de nuestro país.
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