En esta información recoge algunas
referencias a la conversación que hace días mantuvo conmigo el periodista:
Dice así:
“A Coruña, 24 de enero de
2003. El vacío de María Pita contrasta con el lleno que abarrota la Puerta
Real. A escasos metros de la plaza que acoge al Ayuntamiento herculino, donde
los balcones aburguesados claman “Nunca máis” bajo silenciosas banderas,
cientos y cientos de gallegos son cercados por impasibles antidisturbios, que
logran impedir su acceso a un espacio al que sí consiguen colarse los múltiples
gritos alzados al cielo, carente de gaviotas. Seguramente algunos los oyó el
entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, cuya segunda visita a la
comunidad tras la catástrofe del Prestige estaba siendo tan agradable como la
primera, realizada 31 días después de que se produjera el hundimiento del
enorme buque que dirigía Apostolos Mangouras. Pasaron cuatro horas del Consejo
de Ministros celebrado en la sede municipal del alcalde Francisco Vázquez,
socialista, hasta que acabase y el mandatario popular avanzara un Plan Galicia
que partía de su íntegro “compromiso personal”. Aznar, que jamás se manchó los
zapatos de chapapote ni visitó una playa ennegrecida por un veneno llamado
fuel, garantizaba una inversión global de 12.459 millones para el resurgir de
la autonomía, si bien menos de la mitad eran nuevas iniciativas (5.207
millones) y la práctica totalidad quedaron --como los infinitos lamentos y
reivindicaciones que a poca distancia pudieron escucharse esa jornada en el
aire.
■ De
grandes cifras al cero. Casi 20 años después de aquel trágico
13 de noviembre, los proyectos que aglutinaban las mayores partidas no existen.
Con el paso del tiempo, el AVE del Cantábrico que iba a conectar Ferrol y
Bilbao (1.476 millones) o la Alta Velocidad para Lugo-A Coruña (780 millones) y
Ponferrada-Monforte (690) fueron descartándose tan rápido como se habían
prometido. Tampoco son una realidad, por ejemplo, la Autovía Pontevedra-A
Cañiza (480 millones) o Chantada-Monforte (196).
■ El
consuelo del AVE Ourense-Madrid. A Celso Delgado el Prestige
le tocó vivirlo durante su primera legislatura como diputado por el PP en el
Congreso. Ahora, ya en su octava, destaca que “no se puede considerar que el
Plan Galicia haya fracasado porque tuvo continuidad en otras actuaciones”. “Se
empezó a abandonar su nombre, pero el espíritu continuó”, comenta, señalando
que obras importantes como el AVE Ourense-Madrid –que finalmente, entre tanto
túnel, vio la luz el 21 de diciembre de 2021– están concluidas. En este
sentido, hace hincapié en que con el cambio de Ejecutivo –que pasó en abril de
2004 a manos de José Luis Rodríguez Zapatero– comenzaron las demoras, y critica
que su ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, “hizo muy poco” para impulsar
las acciones que dejó en herencia Aznar. Como remarca, el 23 de junio, solo dos
meses después de que el socialismo llegase de nuevo a Moncloa, Congreso y
Senado (con apoyo del PSOE) acordaron por unanimidad exigir el cumplimiento
total de las obras, exigiendo un adelanto en los plazos e inversiones que se
preveían.
■
Tiempos tan “ambiciosos” como “imposibles”. Se fijaron ahí unos tiempos “absolutamente ambiciosos”,
como que la conexión Lubián-Ourense tendría que concluirse en 2009. “Era
imposible de hacer todo eso que se pretendía en una década. Ni los recursos
económicos lo posibilitaban, ni técnicamente los proyectos tenían el avance que
lo permitía”, recuerda Delgado, que sin embargo entiende que fue visto como “un
acuerdo histórico” básicamente porque el Gobierno “aceptó establecer esas
condiciones”. Además, apunta que “el vaso hay que verlo muy lleno y no vacío”.
Con la llegada de José Blanco “las cosas mejoraron”, admite, pero sin duda
Mariano Rajoy como presidente “contribuyó mucho” a que fueran hacia adelante.
■ Ferrol-Bilbao
nunca fue una “prioridad”. En relación a que coincidentemente las
inversiones de más calado se desecharan después de que apaciguasen la salvaje y
sentida protesta impulsada por Nunca Máis, Delgado no duda. “El AVE del
Cantábrico no era para nada una prioridad. Fue de las actuaciones que
sorprendieron en el año 2003 por su inclusión. Y desde luego es muy razonable
que esa actuación haya sido entre comillas atrasada o diferida porque las prioridades
de Galicia pasaban por la comunicación con la meseta, que es donde existe la
masa crítica de viajeros y necesidades”, afirma.
■ 17
años de Parador y un Puerto
con cinco muertos. Del Plan Galicia, que además de dirigirse a
la reactivación económica recogía medidas vinculadas a la regeneración
medioambiental, poco más queda a nivel infraestructuras –junto al AVE
Ourense-Madrid, totalmente reformulado con respecto a la idea original– si no
fuese por el Puerto exterior de A Coruña y el Parador de Costa da Morte. El primero,
que se cobró cinco vidas en seis años de construcción, yace hoy prácticamente
sin actividad. El segundo, inaugurado este octubre por la ministra Reyes
Maroto, tardó nada menos que 17 años en tener sus primeros huéspedes, en 2020.
■
Iniciativa “desesperada”. En
el plano ferroviario, asimismo, cabe destacar que los esfuerzos de Magdalena
Álvarez se volcaron con llevar la Alta Velocidad de la capital a Cataluña.
Ismael Rego, quien durante la catástrofe del Prestige ejerció como portavoz
parlamentario del PSOE-PSdeG, reconoce que la frase que soltó en 2004 la entonces
ministra de Fomento, al tildar el Plan Galicia “de mierda”, fue “poco
afortunada”. “Es muy despectiva y no dice mucho en favor de un representante
institucional”, comenta, antes de resaltar que el programa que Aznar avanzó en
A Coruña fue un “intento desesperado” del Gobierno, “con un desgaste muy
importante” a causa de esta crisis.
■ La
invitación de
Vázquez, una “propuesta
bienintencionada”. “Intentaron tapar sus vergüenzas por cómo
habían gestionado el accidente hasta convertirlo en una catástrofe”, añade
Rego, subrayando que el propósito era “desviar la atención hacia un plan
fantasmagórico que ni había en términos de planificación, ni en términos de financiación,
solo existía a nivel mediático”. Entonces, ¿por qué Fran[1]cisco Vázquez se prestó a
anunciarlo en su ciudad? Conforme considera el lucense, “su propuesta seguramente
sería bienintencionada”.
■ Medallas
para ambos partidos. “(Emilio Pérez) Touriño nos transmitía a todos que
había que ser respetuoso con la opinión de los compañeros, especialmente con
aquellos que tenían representación institucional”, responde al ser preguntado
sobre el malestar que se vivió en el partido del puño y la rosa tras saber que
un compañero de partido le ponía las cosas fáciles al adversario. Como contraprestación,
el regidor coruñés recibiría la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica,
aunque Rego se centra en la Medalla de Oro de Galicia que la Xunta de Manuel
Fraga otorgó a Francisco Álvarez-Cascos, ministro de Fomento en el Prestige y
responsable de la decisión de llevar mar adentro el petrolero, lo que
contribuyó a esparcir los vertidos de fuel: “Con un mínimo de vergüenza, viendo
el resultado de las decisiones que adoptó y por respeto incluso a quien se la
dio, debería de alguna manera entregarla”.
■ El
siniestro que pasó
factura. De igual forma, el socialista carga duramente contra
Aznar. “Nos dejó una consecuencia y conviene recordarla porque la vamos a
sufrir hasta 2048”, dice, recordando que en el 2000 se amplió la concesión de
la AP-9, y en 2003, unos meses después de comunicar el Plan Galicia, “privatiza
Audasa y la pone en manos de Sacyr”. “1.600 millones recauda el Estado en
Galicia con cargo a la venta de la autopista y a los 25 años que tenemos que
pagar los gallegos”, explica, planteando un serio interrogante: ¿se ha pagado
buena parte del Prestige con los peajes de los gallegos?