En ella se hace eco de respuestas parlamentarias del
Gobierno a preguntas formulada por este diputado sobre este importante tramo
que ha ocupado mi actividad parlamentaria en esta legislatura.
Dice así:
“La circunvalación norte es el enésimo ejemplo de los
incumplimientos de plazos en el desarrollo de infraestructuras. Los trabajos,
que continúan su curso según el Gobierno, apenas son visibles sobre el terreno.
Así se puede comprobar en Quintela. Allí, la entonces secretaria de Estado de
Infraestructuras, Isabel Pardo de Vera, escenificó el inicio de las obras en
septiembre del año pasado. Hoy por hoy, la vegetación cubre un descampado donde
en teoría deberían verse los movimientos para erigir el tramo entre Eirasvedras
y Quintela.
Muchos deberes en el horizonte Se trata de un segmento
de 1,7 kilómetros que costará 29,3 millones de euros. Su plazo de ejecución es
de 30 meses.
El Mitma afirmó que las obras comenzaron el pasado 17
de junio, por lo que debería estar finalizado en 2025. La circunvalación,
inicio de la autovía A-56 a Lugo, tendrá que ser completada por el tramo
Quintela-A Casilla, de tres kilómetros y que todavía continúa en redacción.
Apenas movimiento
El Gobierno esgrimía que las obras continuaban de
acuerdo con “el programa de trabajos vigente” en la última información que
aportó respecto al estado del primer tramo. No obstante, el plan de obra
contemplado en el contrato refleja que, por ejemplo, la ejecución del viaducto
de Quintela ya debería haber superado su ecuador. Además, los movimientos de
tierras tendrían que ser visibles.
A la circunvalación norte le falta un buen empujón ,
además de sobre el terreno se puede comprobar en la ejecución de la partida
presupuestaria asignada al primer tramo. El Gobierno había previsto un tramos de
dos millones de euros en las cuentas estatales. Sin embargo, en respuesta a una
pregunta formulada en el Senado, especificaron que el gasto real apenas
ascendió a 175.618,69 euros, ni siquiera el 10% de lo presupuestado. En este
ejercicio tiene asignada una partida de 8,9 millones de euros. La vital arteria
descongestionaría el tráfico en el norte de la ciudad y liberaría la N-120 para
su reconversión en un bulevar termal.
Sin embargo, los retrasos se suman al resto de
incumplimientos en la concreción de la autovía a Lugo. El proyecto para unir la
circunvalación con Cambeo fue aprobado en marzo, pero el Mitma había rescindido
la redacción del tramo Cambeo-San Martiño días antes. Este será la conexión de
la ciudad con el único tramo existente de la A-56, San Martiño-A Barrela. Los
tramos lucenses de la autovía a Lugo, mientras tanto, continúan siendo una
promesa.
Un año de
trámites
En abril de este año, el Gobierno respondió a una
pregunta escrita que formularon los diputados populares ourensanos en el
Congreso, Ana Vázquez y Celso Delgado.
La contestación explicaba que las demoras se debían a que “se está tramitando
el desvío de todos los servicios afectados al tratarse de una obra en medio
urbano”. Además, se había realizado “una campaña geotécnica complementaria”.
Por otro lado, añadían que “se ha procedido a un despeje de la zona expropiada
y se ha ejecutado la demolición de las edificaciones afectadas”.
Según el escrito del Gobierno, “hasta que los
mencionados servicios afectados no hayan sido desviados en su totalidad, no
resultará posible iniciar la mayoría de los tajos”. Los parlamentarios
populares preguntaron en mayo si se estaba llevando a cabo algún tipo de modificado
del proyecto, ya que diez meses después del inicio de las obras seguían sin
apreciarse avances. No recibieron respuesta y la iniciativa caducó tras la
convocatoria de elecciones generales y la disolución de las Cortes.”