Ayer, el Banco de España, publicó en su Boletín Económico 2023/T3 un artículo titulado “El comportamiento reciente de las exportaciones de bienes. Algunos factores explicativos” del que son autores: Coral García Esteban, Ana Gómez Loscos y César Martín Machuca.
Este artículo considera los efectos de las
perturbaciones que la economía mundial ha sufrido en los últimos tres años y
que han afectado profundamente a los intercambios comerciales. Y evalúa los
efectos sobre las exportaciones españolas de bienes y reflexiona sobre su
posible persistencia de cara al futuro.
Recomiendo su lectura:
No obstante reproduzco aquí sus “Consideraciones Finales”
“Las exportaciones de bienes en España
crecieron en 2022 menos de lo que se derivaría de la evolución de la demanda
final y de la competitividad-precio en términos agregados. De acuerdo con
el análisis presentado, este menor dinamismo habría reflejado, al menos
parcialmente, la pérdida de
competitividad de las ramas manufactureras más intensivas en energía, debido al
fuerte ascenso de los precios de las correspondientes materias primas, así como
los efectos adversos de los cuellos de botella globales sobre la producción y
las exportaciones de algunas ramas manufactureras (en especial, de
automóviles). Estos factores desfavorables se amortiguaron gracias al
notable repunte de las exportaciones de productos energéticos, debido, en
parte, a las ventajas comparativas de España en términos de infraestructuras y
de ubicación geográfica para erigirse como proveedor alternativo de los países
de la UE más dependientes del suministro de Rusia, sobre todo de gas natural.
Asimismo,
también contribuyó positivamente la pujanza
de las exportaciones de medicamentos, impulsadas por una mayor demanda de
estos productos desde la pandemia y por las estrategias de búsqueda de la
seguridad de abastecimiento adoptadas por los productores.
Con todo, en el primer semestre de 2023, las
exportaciones de bienes se han debilitado, lastradas por la desaceleración de
los mercados de exportación. Las perspectivas a futuro sobre el grado de
persistencia de estos factores están rodeadas de una elevada incertidumbre,
asociada, principalmente, a la evolución de las tensiones geopolíticas y a su
impacto sobre los mercados de materias primas, tanto energéticas como no
energéticas. La relajación de las tensiones en los mercados de la energía desde
finales del verano de 2022 y la resolución gradual de los cuellos de botella
deberían permitir que se prolongue la etapa reciente de mayor dinamismo. No
obstante, cabe esperar que el
endurecimiento generalizado a escala global de las condiciones financieras
limite el vigor de las exportaciones españolas, al menos a través del canal del
tipo de cambio, que constituye uno a través de los cuales opera la transmisión
de la política monetaria (Banco de España, 2023a).
A más largo
plazo, cabe esperar que la evolución de los mercados de la energía, en
particular en un contexto de transición energética asociada a la lucha contra
el cambio climático, tenga consecuencias sobre la evolución de las
exportaciones de nuestro país. Por un lado, resulta probable que el gas siga
siendo más caro en la UEM, incluida España, que en otras áreas como Estados
Unidos, en línea con la señal a medio plazo de los futuros de este
hidrocarburo, ya que las fuentes alternativas al gas ruso podrán implicar
precios estructuralmente más altos en la zona del euro, debido, en parte, a una
mayor dependencia de las importaciones de gas natural licuado (Emter, Gunnella
y Schuler, 2023). Esta situación podría derivar en un impacto negativo sobre la
capacidad competitiva de las industrias más intensivas en energía de la UEM,
incluida España. Además, los costes de estas ramas pueden verse acrecentados,
al menos de forma transitoria, por las políticas de transición energética y de
lucha contra el cambio climático.
Por otro lado,
en sentido contrario, las exportaciones energéticas pueden verse impulsadas por
las ventajas comparativas de España en la producción de energías renovables,
basadas en su situación geográfica, su climatología y el desarrollo de una
industria productora de componentes utilizados en la generación eólica y solar
(véase Banco de España, 2023b).
Las incertidumbres también afectan a la
capacidad de crecimiento de las exportaciones de automóviles, cuya
consolidación a medio plazo requiere una mayor especialización en la producción
de vehículos eléctricos. En este sentido, resulta
necesario un diseño adecuado de los PERTE relativos al transporte y a la
transición energética, que permita que dichas inversiones puedan constituir una
palanca de impulso de la capacidad competitiva de esta industria en nuestro
país.
Finalmente, la evolución de las exportaciones
estará condicionada por la configuración futura de las cadenas globales de
valor. Es probable que las estrategias basadas en la autonomía estratégica
europea den lugar a una cierta regionalización de las cadenas de valor, al
priorizarse la seguridad frente a las consideraciones de eficiencia (Ioannou et
al., 2023)”