Ayer la FUNDACIÓN DE ESTUDIOS DE ECONOMÍA APLICADA (Fedea) presentó el estudio ¿Cuántos son los trabajadores fijos discontinuos?, elaborado por Florentino Felgueroso, en un acto en que también participaron su director Ángel de la Fuente y el investigador Marcel Jansen.
Aborda un tema que ha sido objeto de permanente cuestionamiento en el debate político en el Congreso de los Diputados. Allí, desde el GPP se han formulado numerosas preguntas al Gobierno con objeto de disponer de un dato imprescindible para que poder conocer la realidad del mercado laboral
Y es que la vicepresidenta
segunda y ministra de trabajo y economía social del Gobierno, Yolanda Díaz, se comprometió a principios de 2023 a facilitar el número de trabajadores fijos
discontinuos inactivos. Sin embargo no cumplió su promesa acreditando la falta de transparencia del ejecuitivo.
Por lo tanto valoramos el estudio que
FEDEA nos pone a disposición y resume en esta nota de prensa
“Tras la reforma laboral de 2021 (RL21) se ha generado un debate sobre la necesidad de adaptar las estadísticas laborales y en particular la medición del paro ante el fuerte aumento del uso de la figura de fijos-discontinuos. Desde la aprobación de la reforma laboral se han formalizado más de 5 millones de contratos fijos-discontinuos (CFD). Sin embargo, las estadísticas disponibles no permiten determinar cuántas personas tienen un CDF en vigor o el porcentaje de ellas que se encuentran en periodo de actividad o inactividad en cada momento.
Esta información es crucial para poder evaluar el impacto de la RL21 en la
temporalidad real y para analizar qué mejoras se podrían introducir para
corregir posibles problemas. También es esencial para entender los efectos
de la reforma sobre macromagnitudes del mercado de trabajo, como el paro o la
tasa de temporalidad, generadas a partir de fuentes administrativas que se
suelen utilizar como indicadores del estado del mercado de trabajo en un tiempo
más cercano al real que otras fuentes como la EPA. Adicionalmente, las series
de indicadores de trabajadores con CFD (TFD) que ofrecen las fuentes
disponibles – EPA, SEPE y la Tesorería General de la Seguridad Social – han
comenzado a diferir notablemente a raíz de la RL21, generando cierta confusión.
En el documento se analizan primero las limitaciones de las distintas
fuentes para tratar de cuantificar el stock de TFD y se identifica el origen de
sus divergencias a raíz de la aplicación de la RL21. En segundo lugar, se
realiza una propuesta alternativa para la cuantificación del stock de TFD a
partir de los historiales laborales de afiliación a la Seguridad Social.
El documento aporta evidencia que apunta a
que la EPA subestima significativamente ambos tipos de TFD (en especial, los
que están en períodos de inactividad), por motivos metodológicos. Por otra
parte, el concepto de paro efectivo, definido como la suma del
número de parados registrados y los demandantes con relación laboral tampoco
ofrece un indicador preciso de la holgura en el mercado laboral. Este indicador
contabiliza a todos los TFD que se han registrado como demandantes, con
independencia de si están o no en periodo de inactividad, e ignora a los que no
se han registrado como demandantes en las oficinas de empleo. Además, la
categoría de demandantes con empleo incluye a otros colectivos como los
trabajadores en ERTE.
La propuesta que aquí se realiza consiste en usar los historiales de afiliación para generar indicadores que eviten las deficiencias de las fuentes anteriores. A modo de ejercicio, estos indicadores se calculan con los microdatos de la Muestra continua de vidas laborales de 2022, la última disponible hasta el momento. Los principales resultados obtenidos son los siguientes:
- En los 9 primeros meses de aplicación de la reforma, se estima que el stock de TFD pasó de 650 mil personas a 1,42 millones, repartidos casi por igual entre personas en actividad y en inactividad.
- Un 22,4% de los de emparejamientos entre empresas y trabajadores con CFD que tuvieron algún período de actividad en 2022 acabaron antes de fin de año con una ruptura o interrupción debida a causas distintas del pase a situaciones de inactividad, esencialmente por abandono voluntario del trabajador o por despido.
- Por otra parte, el número de TFD que tenían más de un empleo se multiplicó por 4,3 entre enero y diciembre de 2022, llegando a representar el 27% del stock total de TFD. La mayor parte de las situaciones de pluriempleo eran de TFD en inactividad que disponen de otros emparejamientos en alta laboral con contratos distintos de los CFD o situaciones profesionales distintas de las de asalariado.
- Si excluimos las personas con emparejamientos inactivos que estaban en alta en otros empleos, el stock de TFD total se reduce hasta 1,25 millones de personas a finales de diciembre de 2022, con 730 mil personas en actividad y 518 mil en inactividad.
- Finalmente, destaca también el rejuvenecimiento del stock de TFD. La proporción de jóvenes de 16-24 años se triplicó a lo largo del año 2022, llegando al 22% del total. Este colectivo de TFD se caracteriza por sus mayores tasas de inactividad y de ruptura de los contratos por abandono voluntario.
- - Teniendo en cuenta estos primeros resultados, el documento ofrece algunas reflexiones sobre posibles mejoras de la reforma laboral y otras medidas complementarias.
- En caso de que el stock de TFD en inactividad siga creciendo, con escasos llamamientos de corta duración y un tiempo de trabajo total por persona reducido, convendría analizar qué tipo de medidas implementar para aumentar la frecuencia y duración de los llamamientos, con medidas como una remuneración mínima en los períodos de inactividad o la introducción de un bonus-malus (esto es, aumentando las cotizaciones sociales a las empresas con tasas de rotación relativamente altas y reduciéndolas a las empresas con tasas relativamente bajas.
- Por otra parte, convendría analizar qué aporta el hecho de que los trabajos intermitentes tengan contratos indefinidos, en comparación con la situación anterior caracterizada por una sucesión de contratos temporales. En principio, al ser un contrato indefinido, el trabajador debería sentirse más protegido y tener una posición de negociación más fuerte que un trabajador con contrato temporal. Sin embargo, si las rupturas de las relaciones laborales con CFD siguen creciendo, y su causa principal es el abandono voluntario de los trabajadores, habrían dejado de percibir la indemnización por cese del contrato temporal.
- El aumento de la proporción de jóvenes en el stock de TFD, con una alta tasa de inactividad y de abandono voluntario del empleo con CFD, también requiere más información y seguimiento, para responder a la pregunta sobre si los CFD pueden facilitar y mejorar su incorporación al mercado de trabajo o se utilizan más bien para evitar pagar mayores cuotas a la Seguridad Social con contratos temporales de corta duración, o para superar el nuevo límite máximo impuesto a los contratos temporales.
- Se debería reflexionar sobre la conveniencia de recuperar la indemnización por cese en forma de indemnización por fin de llamamiento como manera de obligar a las empresas a internalizar el coste de la rotación. Si la relación laboral termina en despido, los trabajadores percibirían la indemnización correspondiente descontando las indemnizaciones por llamamiento percibidas durante la relación laboral.
- Finalmente, habrá que analizar también los posibles efectos de fijar la indemnización por despido en términos de la antigüedad en la empresa (en lugar del tiempo realmente trabajado) sobre la duración de los emparejamientos, esto es, ver si las empresas están recortando esta duración para evitar indemnizaciones más elevadas."