Entre otras
actividades, el Centro Carter ha observado 124 elecciones en 43 países y está comprometido con la observación
electoral imparcial e independiente que proporcione transparencia en los
procesos electorales con el objetivo de fomentar procesos que cumplan con los
estándares internacionales de elecciones democráticas.
Y fue invitado por el CNE de Venezuela para observar la elección
presidencial del pasado domingo 28 de julio 2024 tras haber firmado un memorando de entendimiento
para garantizar que la misión pudiera observar libremente de acuerdo con sus
estándares metodológicos.
Dicho lo anterior, reseño aquí la Declaración que
emitió ayer con ocasión de esas elecciones:
“ Declaración del Centro Carter Sobre la Elección en Venezuela
ATLANTA (30 de julio de 2024) — La elección
presidencial de Venezuela de 2024 no se adecuó a parámetros y estándares
internacionales de integridad electoral y no puede ser considerada como
democrática.
El Centro Carter no puede verificar o corroborar la
autenticidad de los resultados de la elección presidencial declarados por el
Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela. El hecho que la autoridad
electoral no haya anunciado resultados desglosados por mesa electoral
constituye una grave violación de los principios electorales.
El proceso electoral de Venezuela en 2024 no ha
alcanzado los estándares internacionales de integridad electoral en ninguna de
sus etapas relevantes y ha infringido numerosos preceptos de la propia
legislación nacional.
Se desarrolló en un ambiente de libertades
restringidas en detrimento de actores políticos, organizaciones de la sociedad
civil y medios de comunicación.
A lo largo del proceso electoral, las autoridades del
CNE mostraron parcialidad a favor del oficialismo y en contra de las
candidaturas de la oposición. En el
campo específicamente electoral, la actualización del registro de electores se
realizó con numerosos inconvenientes: plazos muy cortos, relativamente escasos
lugares de inscripción y una mínima campaña de información y difusión públicas.
El problema se agravó en el exterior, donde los
ciudadanos enfrentaron barreras legales desmedidas, incluso arbitrarias, para
inscribirse en el padrón en el extranjero.
El resultado de la restrictiva jornada especial se tradujo en cifras muy bajas
de nuevos votantes en el exterior. El registro de partidos y candidatos tampoco
se adecuó a estándares internacionales.
En los años recientes, partidos de la oposición han
sufrido intervenciones judiciales en desmedro de sus liderazgos social y
políticamente más reconocidos para beneficiar a personas afines al gobierno,
influyendo sobre la conformación de sus candidaturas.
De manera aún más importante, la inscripción de la
candidatura de las principales fuerzas de oposición se halló sujeta a la
discrecionalidad de las autoridades electorales que adoptaron decisiones sin
respetar principios jurídicos básicos.
La campaña electoral se desarrolló con un notable
desequilibrio a favor del gobierno en todos los campos. La candidatura oficialista contó con muy amplios
recursos, lo que se tradujo en la gran desproporción de mítines, murales,
vallas y afiches a su favor. Se observó el abuso de recursos públicos,
incluyendo el uso de vehículos, la movilización de funcionarios para la campaña
y el uso de programas sociales.
Asimismo, la candidatura gubernamental tuvo
preponderancia en la televisión y la radio, tanto en publicidad, transmisión de
eventos y cobertura noticiosa. Las autoridades intentaron restringir las
campañas de la oposición, incluyendo la persecución e intimidación de personas
que prestaron servicios o vendieron bienes para el proselitismo opositor para
generar un efecto disuasivo.
Pese a este contexto, la ciudadanía venezolana se
movilizó masiva y pacíficamente el 28 de julio para expresar sus preferencias.
La jornada de votación transcurrió de una manera cívica, pese a restricciones
en el acceso a recintos para observadores nacionales y, sobre todo, testigos de
partidos, mecanismos de eventual presión sobre el electorado (puntos de control
partidario gubernamental en la cercanía de los recintos para verificar la
asistencia de los votantes) e incidentes de tensión o violencia reportados en
algunas localidades.
En el número limitado de recintos visitados, los
equipos de observadores del Centro Carter comprobaron la voluntad de la
ciudadanía venezolana por participar en un proceso electoral democrático y
demostrando su compromiso cívico como integrantes de mesa, testigos de partidos
y observadores. Estos esfuerzos fueron desmerecidos por la ausencia de
transparencia del CNE en la difusión de los resultados.
Sobre la misión técnica de observación electoral del
Centro Carter en Venezuela
El Centro Carter fue invitado por el CNE para
observar la elección presidencial de 2024 y firmó un memorando de entendimiento
para garantizar que la misión pudiera observar libremente de acuerdo con sus
estándares metodológicos.
El Centro Carter desplegó 17 expertos y observadores
a partir del 29 de junio, con equipos en Caracas, Barinas, Maracaibo y
Valencia. La misión se reunió con una amplia gama de actores, incluyendo el
CNE, candidatos, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil,
grupos de observación ciudadana, representantes de los medios de comunicación,
funcionarios gubernamentales, las fuerzas armadas y expertos electorales.
Dada la cantidad de integrantes, las observaciones
directas del Centro Carter fueron limitadas, especialmente el día de las
elecciones. El Centro Carter publicará un informe final de su misión de
observación en Venezuela, detallando todos los hallazgos en este comunicado.
El Centro Carter ha observado 124 elecciones en 43 países y está comprometido con la observación electoral imparcial e independiente que proporcione transparencia en los procesos electorales con el objetivo de fomentar procesos que cumplan con los estándares internacionales de elecciones democráticas.”
Declaración del Centro Carter
Sobre la Elección en Venezuela (cartercenter.org)