Estoy indignado y escandalizado, como millones de ciudadanos ante los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que proclaman ganador a Nicolás Maduro en la elección presidencial del pasado domingo 28 de julio en la República Bolivariana de Venezuela.
Se han alzado voces en contra de este fraude electoral por parte de la oposición venezolana y de la práctica totalidad de la Comunidad Internacional, salvo contadas excepciones de países poco democráticos o claramente dictatoriales.
Y quiero citar aquí la reacción de la Organización de los Estados Americanos, que es el organismo regional más antiguo del mundo, cuyo origen se remonta a la Primera Conferencia Internacional Americana, celebrada en Washington, D.C., de octubre de 1889 a abril de 1890.
La Organización fue fundada con el objetivo de lograr en sus Estados Miembros, como lo estipula el Artículo 1 de la Carta, "un orden de paz y de justicia, fomentar su solidaridad, robustecer su colaboración y defender su soberanía, su integridad territorial y su independencia".
Hoy en día, la OEA reúne a los 35 Estados independientes de las Américas y constituye el principal foro gubernamental político, jurídico y social del Hemisferio.
Para lograr sus más importantes propósitos, la OEA se basa en sus principales pilares que son la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo.
Pues bien, hoy
la OEA dio a conocer este Comunicado de la Oficina del Secretario General
sobre el Proceso Electoral en Venezuela e Informe de la Secretaría para el
Fortalecimiento de la Democracia/Departamento de Cooperación y Observación
Electoral
“En el día de la fecha la
Oficina del Secretario General recibió el informe del Departamento de
Cooperación y Observación Electoral (DECO) de la OEA respecto al proceso
electoral presidencial en Venezuela en 2024, el cual se adjunta al presente
comunicado.
La peor forma de represión, la
más vil, es impedirle al pueblo soluciones a través de elecciones. La
obligación de cada institución de Venezuela debía ser asegurar la libertad, la
justicia, la transparencia del proceso electoral. El pueblo debía de contar con
las máximas garantías de libertad política para poder expresarse en las urnas,
y proteger los derechos de los ciudadanos a ser elegidos.
A lo largo de todo este proceso electoral se vio la aplicación por parte del
régimen venezolano de su esquema represivo complementado por acciones
tendientes a distorsionar completamente el resultado electoral, haciendo que
ese resultado quedara a disposición de la manipulación más aberrante. La misma
continúa hasta el día de la fecha.
El régimen madurista se burló
de importantes actores de la comunidad internacional durante estos años y
nuevamente se fue a un proceso electoral sin garantías, ni mecanismos y
procedimientos para hacer valer esas garantías. El manual completo del manejo doloso
del resultado electoral fue aplicado en Venezuela la noche del domingo, en
muchos casos de manera muy rudimentaria.
Se ha hablado de auditoría o de reconteo de actas de un material electoral que
no ha tenido las menores condiciones de seguridad y de control. Asimismo,
debemos tener presente que, respecto a auditorías, el régimen está atrasado por
lo menos 11 años, cuando se comprometió con UNASUR (en reunión del 18 de abril
de 2013 en Lima) a hacer una auditoria del 100% de las actas del proceso electoral
del 14 de abril 2013. Es obvio decir que la misma nunca se cumplió. Es obvio
que una nueva burla sería inadmisible.
Teniendo en cuenta que el comando de campaña opositor ya presentó las actas por
las que habría ganado la elección y el madurismo, incluido el CNE aún no ha
podido presentar las actas por las que habría ganado lo cual a esta altura
sería risible y patético sino fuera trágico; en este contexto resulta imperioso
conocer sobre la aceptación de Maduro de de las actas en poder de la oposición
y en consecuencia aceptar su derrota electoral y abrir el camino al retorno a
la democracia en Venezuela. De no hacerlo, sería necesaria la realización de
nuevas elecciones, pero en este caso con las MOEs de la Unión Europea y la OEA
presentes y un nuevo CNE para que se reduzca el margen de irregularidad
institucional que plagó este proceso.
La carga de las injusticias
sobre el pueblo de Venezuela continúa, ese pueblo es víctima una vez más de la
represión, sin lugar a dudas la característica gubernamental más relevante,
fruto de una gestión ineficiente que ha sembrado las más graves crisis humanitaria
y migratoria que ha conocido la región.
No hace tanto el Secretario General Luis Almagro expresó que “Ninguna
revolución” “puede dejar a la gente con menos derechos de los que tenía, más
pobre en valores y en principios, más desiguales en las instancias de la
justicia y la representación, más discriminada dependiendo de dónde está su
pensamiento o su norte político.”
El Secretario General asimismo expresa que lamenta la falta de memoria
acumulativa de actores de la comunidad internacional lo cual lleva
sistemáticamente a repetir errores, así como a obliga a la Secretaría General a
reiterar pronunciamientos y conceptos vertidos desde hace mucho tiempo.
Conclusión del informe del
Departamento de Cooperación y Observación Electoral (DECO) de la OEA
“Este informe
contiene un relato de ilegalidades, vicios y malas prácticas que se presentaron
durante este proceso electoral en particular, pero que son reiterados en
procesos eleccionarios recientes en Venezuela.
La evidencia denota
un intento del régimen por desconocer la voluntad mayoritaria expresada en las
urnas por millones de venezolanas y venezolanos. Lo sucedido demuestra, una vez
más, que el CNE, sus autoridades y el sistema electoral venezolano está parcializado
y se encuentra al servicio del Poder Ejecutivo Nacional, y no de la ciudadanía.
El régimen de Nicolás
Maduro nuevamente ha traicionado al pueblo venezolano, declarando respetar la
voluntad popular al tiempo que hace todo lo posible por manipular y desconocer
esa voluntad.
En conclusión, dado
que no hay sustento público documental que respalde los datos anunciados por el
CNE, y en cambio existe información de diversas fuentes que los contradicen, es
el criterio técnico del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral
que los resultados oficiales no merecen confianza ni deberían recibir
reconocimiento democrático”
Informe-al-SG-sobre-Elecciones-Venezuela-2024-30-de-julio-para-distribuir-(1).pdf
(oas.org)