Decía así:
“Tras
constatar el retraso, por parte de Talgo, en la entrega de los trenes de alta
velocidad S106, que debían haber sido entregados para poder entrar en servicio
este verano, Renfe está analizando el contrato para determinar las posibles
penalizaciones correspondientes. La entrega de las primeras unidades estaba
prevista para enero de 2021 y desde la empresa constructora no se ha fijado
fecha de entrega definitiva.
Renfe
adjudicó a Talgo la fabricación de 30 trenes de alta velocidad de los que 15
serán de ancho variable (lo que permite circular por vía convencional y
estándar). La inversión en estos nuevos trenes asciende a los 786,5 millones de
euros.
Los
nuevos trenes hubieran permitido mejorar considerablemente la oferta de Renfe
en todo el ámbito AVE-Larga Distancia como, por ejemplo, los servicios entre
Madrid y Santiago de Compostela, A Coruña y Vigo; mayor número de frecuencias,
mayor oferta de plazas y reducción de tiempos de viaje en algunos recorridos”
El
7 de julio de 2022 Talgo. S.A. remitió a la Comisión Nacional del Mercado de
Valores un comunicado de información relevante que decía: “Ayer día 6
de julio de 2022, Renfe Operadora emitió un comunicado de prensa haciendo
referencia a retrasos en el proyecto de fabricación de 20 trenes Avril de muy
alta velocidad que Talgo está fabricando para Renfe. Según dicho comunicado,
Renfe está analizando el contrato para valorar las posibles penalizaciones que
puedan ser aplicables en su caso.
Talgo
ha notificado en el trascurso del proyecto determinados retrasos en los plazos de entrega generados
principalmente por causa de fuerza mayor, entre ellas caídas en la
producción e interferencias e la cadena de suministro generadas por el Covid-19
y otros eventos geopolíticos, así
como por causas exógenas a Talgo que están provocando retrasos en
los procesos de pruebas y homologación.
El
proyecto se encuentra actualmente en proceso de pruebas dinámicas y
homologación, y se espera poder terminarlas próximamente”
Estas comunicaciones inculpatorias y exculpatorias cruzadas de RENFE y Talgo se hicieron en la fase inicial del verano de 2022, para intentar justificar lo que iba a ser un nuevo retraso, que por supuesto luego se confirmó y que se reiteró en varias ocasiones.
Hubo que esperar hasta el 21 de mayo de 2024 a que entrara en operación en la LAV a Galicia el primer tren de la
serie 106, Avril que partió hacia Madrid. Salió el convoy a las 9:28 horas de
la estación viguesa de Urzaiz, pasó con normalidad por Pontevedra, Vilagarcía
de Arousa y Santiago de Compostela.
Pero lo que debería ser un día para
recordar con alegría, se empañó puesto que el convoy de Renfe, con casi
quinientos viajeros a bordo, se quedó parado a menos de un kilómetro de la
estación de Ourense y tras casi dos horas de espera tuvo que ser remolcado por
un tren Alvia 730. La consecuencia fue que el tren llegó a la estación
madrileña de Chamartín con 133 minutos de retraso.
Aquello podía sr un hecho anecdótico,
pero lo cierto es que dos meses de ese primer servicio, los trenes Avril han acreditada
una alta impuntualidad ya que ocho de cada diez servicios en la LAV a Galicia tuvieron
retrasos. La excepción es el tren que llega puntual.
Renfe informaba que día de la puesta en marcha al 5 de agosto (última gran incidencia) produjeron 479 incidencias. De todas ellas, 352 han tenido un impacto de entre 10 y 30 minutos de retraso en tramos de llegada o salida de trenes; 99 que han tenido una afectación de entre 30 y 60 minutos y otras 28 que han provocado retrasos superiores a 60 minutos.
Algunos de los retrasos tuvieron por causa las complejas obras de ampliación de capacidad de la estación de Chamartín-Clara Campoamor que ejecuta ADIF. Y también otras averías en las red que gestiona el Administrador de Infraestructuras ferroviarias.
Pero
la mayoría de los retrasos se deben a
averías de los trenes Avril de alta
velocidad S106 fabricados por Talgo (sobre todo fallos
en el sistema de tracción: pantógrafos que bajan a destiempo y caídas de
tensión; problemas en el control del tren y las comunicaciones: falsas averías
por problemas de comunicaciones y fallos en la gestión al paso por cambiadores
de ancho, etc.).
Renfe Operadora tiene la
obligación de garantizar la fiabilidad y la calidad de los servicios que operan
en el conjunto de España.
Con independencia de que los
trenes AVRIL, tengan las certificaciones necesarias emitidas por la Agencia
Estatal de Seguridad Ferroviaria (AESF) para circular, deben estar bien
mantenidos y en situación de dar un servicio fiable.
El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible y por supuesto la operadora pública Renfe con independencia de
las acciones legales que pueda tomar contra Talgo, debe adoptar medidas
efectivas para garantizar el cumplimiento de los horarios y la seguridad y el
confort de los viajeros.